viernes, 15 de marzo de 2019

El origen Papá Noel en la Navidad

Por: Santiago F. Garavaglia Vodopia 


Introducción:
Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás, Viejito Pascuero… entre otros; es el nombre con el que se conoce al personaje regordete, vestido de rojo que trae regalos en la noche de Navidad. De manera común en todo el mundo las personas en su “memoria” aprovechan para dar regalos principalmente a los más pequeños.


La leyenda de San Nicolás de Bari
Nacido entre los años 250 y 270 en Patara, ciudad del sud-oeste de la actual Turquía, Nicolás fue sucesor de su tío el obispo de Myra (hoy es la localidad turca llamada actualmente Dembre). En vida, Nicolás fue protector de los débiles, de las viudas y de los niños. Fue piadoso y generoso.

El emperador Dioclesano que reinaba entonces en toda Asia menor persiguió cruelmente a los cristianos. Ello condujo al aprisionamiento de Nicolás que fue obligado a vivir cierto tiempo en el exilio.

En 313 el emperador Constantino restableció la libertad religiosa y Nicolás pudo retomar su cargo de obispo. Nicolás murió en 343, seguramente víctima de persecuciones religiosas del Imperio Romano. Fue enterrado en Myra, pero sus restos fueron robados en 1087 por mercaderes italianos que los llevaron a Bari, en Italia.

Según una de las leyendas, Nicolás habría resucitado tres niños que habían perecido en una hoguera. Los milagros que se le atribuyeron fueron tan numerosos que san Nicolás se convirtió en patrono de muchas corporaciones, ciudades, de los niños, de los navegantes, de los prisioneros, abogados, solteros, viudas… En números países de Europa se lo festeja la noche del 5 al 6 de diciembre.

La mitología de san Nicolás está fuertemente inspirada en la mitología nórdica del dios Odín. Por ejemplo, se representa a Odín acompañado por un caballo y por dos cuervos que lo ven todo, así como en numerosas representaciones, éste está acompañado de su caballo y de dos pierrots negros.

Lo poco que se conoce de la figura de San Nicolás contrasta fuertemente con la universalidad de su fama y de su culto. Fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era y es invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.


Devoción y reliquias
San Nicolás es especialmente famoso por los numerosos milagros que lograba conseguir de Dios. Se le representaba con unos niños, porque contaba una de las leyendas que un criminal había herido a cuchillo a varios niños, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea.

Se dice que desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: “sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna, la cual repartió entre los pobres, yéndose luego a un monasterio. Después de visitar Tierra Santa llegó a la ciudad de Myra (Turquía) donde fue elegido obispo. Su elección se consideró un designio divino.

También pintan junto a él a una joven, ya que se dice que en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas a las que no lograba casar por su extrema pobreza; el santo, por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casarlas.

De esta manera totalmente involuntaria se fue creando en nuestra vida y en nuestra mente, un sincretismo entre la festividad cristiana del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios con una fiesta pagana que nada tiene que ver con el verdadero significado y connotación de la fecha.



Papá Noel en el viejo continente
La Reforma protestante comienza en Europa en el siglo XV y culmina en el XVI y expresa el deseo de volver a las raíces del cristianismo. Esta refleja una cierta angustia de la comunidad religiosa donde la cuestión de la salvación es central. Los reformadores denunciaban la corrupción de la Iglesia Católica, engendrada por el comercio de SinterKlass. Aprovecharon el desarrollo de la imprenta para hacer circular la Biblia en idioma vulgar (alemán) y demostraron que en ella no se hace referencia ni a los santos, ni al culto de la Virgen ni al purgatorio. La referencia a la Biblia como a una norma fue una de las principales motivaciones entre los reformadores.

Después de la Reforma protestante, la fiesta de San Nicolás fue abolida en algunos países europeos, pero en Holanda se conservó la costumbre católica antigua. Así, los niños holandeses continuaron recibiendo la visita de SinterKlaas (San Nicolás) en la noche del 5 al 6 de diciembre. San Nicolás, en ese entonces viajaba en burro y era representado como un anciano de barba blanca que llevaba un largo abrigo de color rojo y una mitra de obispo. Además de ser un filántropo, era un moralista que premiaba a los niños que lo merecían y castigaba a los desobedientes y rebeldes. En Holanda SinterKlass bajaba de un barco que venía de España. En Alemania y en Escandinavia el Weinachtsmann perdió sus atributos de obispo (la mitra y el báculo) y el burro para cambiarlos por un trineo tirado por renos. Los caracteres y el nombre cambian a veces según las regiones. Después de varias décadas, la sociedad cristiana creyó más apropiado que el "Día de los Niños" fuera más adecuado y aproximado al nacimiento del Niño Jesús. Así, en las familias cristianas, el recorrido de San Nicolás se cambió poco a poco a la noche del 24 de diciembre.



Santa Claus en América del Norte
En el siglo XVII, los holandeses emigraron a los Estados Unidos y establecieron una colonia llamada "Nieuw Amsterdam" (en holandés), que en 1664 se convirtió en Nueva York. Con ellos llevaron la costumbre de celebrar a San Nicolás y esta festividad se extendió después en todos los Estados Unidos. Para los estadounidenses SinterKlaas por las malas pronunciaciones, rápidamente se convirtió en “Santa Claus”.

Después de la Revolución Americana, los neoyorquinos de origen holandés recordaban con orgullo sus raíces europeas. Para evitar el olvido de las viejas tradiciones, John Pintard, un anticuario y patriota influyente, fundó en 1804 la “New York Historical Society”, que tenía, entre otras cosas, la intensión de promover a San Nicolás no solo como patrón de la sociedad sino también de toda la ciudad de Nueva York.

En enero e 1809, Washington Irving (1783-1859) se unió a esa sociedad y en el día de San Nicolás de ese año, publicó una historia sobre New York, donde hizo numerosas referencias al carácter alegre del santo. En esta sátira San Nicolás no era un santo obispo, sino un ciudadano holandés enano que fumaba una pipa de arcilla.

De la imaginación de Washington Irving es el origen de numerosas leyendas de San Nicolás en la New Amsterdam; como la del primer barco de emigrantes holandeses que tenía una figura de san Nicolás, la festividad que observaba la colonia holandesa, la primera iglesia que fue dedicada a él y que san Nicolás viene por las chimeneas a traer regalos. La obra de Washington Irving fue considerada como el “primer trabajo notable de la imaginación en el Nuevo Mundo.”

En 1823 el pastor norteamericano Clement Clarke Moore da forma al mito actual de San Nicolás (Santa Claus) y se basa en el personaje de Irving. Pero el carácter del personaje todavía conserva una cierta austeridad, puesto que es una especie de duende que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, entre ellos Rodolfo (Rudolph), y que regala juguetes a los niños en la víspera de la Navidad.


Los regalos de Papa Noel o Santa Claus

Esta costumbre también es muy vieja. Ya en la antigua Roma los adultos obsequiaban regalos a los niños durante las fiestas que se realizaban a mediados de diciembre, en homenaje al dios Saturno (el Cronos de los griegos). Con el advenimiento del cristianismo, este personaje de san Nicolás distribuidor de regalos recibe el nombre de “Father Christmas”, “babbo Natale”, “pai Natal” o “père Noël” en Francia, de donde viene el nombre de “papá Noel” en español.


De rojo y con la bebida más popular

En 1886 un litógrafo de Boston llamado Louis Prang publica postales de Navidad en color con la imagen de san Nicolás con vestimentas rojas y haciéndolo residir en el Polo Norte.

Curiosamente ese mismo año se creaba la empresa Coca-Cola, que sacaba al mercado la bebida de nombre homónimo y en 1931 un ilustrador de la empresa, asoció la imagen de Santa Claus al dibujarlo portando en su mano una botella de esta bebida refrescante. Esta multinacional fue la responsable con su inmensa campaña publicitaria de que la imagen de Santa Claus como hoy día la conocemos se hiciese popular en todo el mundo.

Vemos entonces como durante la festividad de san Nicolás en el siglo XV, los ricos comienzan a dejar dádivas en zapatos puestos en las iglesias holandesas para que estas fuesen posteriormente repartidas entre los pobres y humildes, ante las acusaciones de los protestantes por el comercio de las indulgencias. En el siglo siguiente los ricos se transforman en gnomos y ya van directamente a los hogares donde hay niños para dejar sus dádivas en zapatos. Los gnomos empiezan a tener un jefe al que se identifica con el personaje que motiva la celebración de san Nicolás, el 6 de diciembre. En las colonias americanas este personaje deja de ser obispo, para ser un enano holandés alegre y bonachón, en el contexto de la recuperación de la memoria cultural holandesa.

Posteriormente un profesor de teología escribe en Boston un cuento dedicado a su hija, trasladando la festividad de los regalos a la noche anterior a la Navidad, y transformando al personaje en un hombre grande y barrigudo que viaja en un trineo arrastrado por renos voladores. Pocos años después ya viste de rojo y se le ubica en el Polo Norte. La Coca Cola universaliza el mito durante el siglo XX en el periodo de entreguerras a través de una gigantesca campaña publicitaria que asocia la leyenda a su emblemática bebida y así el mito ya está construido y universalizado.

Cristología - Según Bruno Forte

Por: Santiago F. Garavaglia Vodopia

Con los aportes que han realizado los teólogos en la década del '80 y '90, junto a los documentos pontificios del magisterio de Juan Pablo II; se muestra como han superado el manual escolástico previo al Concilio Vaticano II "De Verbo Incarnato", en favor de la recuperación del fundamento bíblico de la inteligencia de la fe, de la relevancia soteriológica del mensaje sobre Cristo y de su centralidad para la praxis cristiana.

"La cristología de Bruno Forte es una cristología de la historia, ya que nos ayuda a leer la historia de Jesús de Nazareth, la historia de Dios y la nuestra. En la historia de Jesús se revela la de Dios. En su historia de la conciencia y la libertad verdaderamente humanas manifestó el amor libre y decidido de Dios Uno y Trino que ama la diversidad de las personas y en su plena libertad e iniciativa comunica su amor a los seres humanos. Este amor es demostrado especialmente en el misterio pascual de Cristo. Su cruz reveló el amor profundo entre las personas de la Trinidad, vivido en el silencio de la cruz. [...] En la cristología de Bruno Forte, podemos descubrir la manera de hablar de Jesús hoy en el discurso teológico, la catequesis, y en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, experiencias que transforman a aquellos que hacen tal encuentro, como también la historia en la que están insertos." (Silva Machado, da R., 2010)

Bruno Forte expresa que la vida terrena de Jesús y su posterior resurrección hace que se manifieste como Señor de la historia con él y en él, están también implicados el Padre y el Espíritu Santo. De esta manera podemos hablar entonces de una cristología trinitaria, de veras cristiana y no intelectualista, donde Cristo se revela. Re-velare quiere decir, por tanto, el acto del pasaje desde lo velado a lo descubierto, la revelación de lo precedentemente escondido, aunque no excluye nunca del todo un permanecer del velo. La revelación de Dios en Cristo nos inspira desde la fe y nos llama a trasmitir a todas las generaciones el anuncio y la praxis creyente, en los que el Espíritu obra para llevar a la Iglesia hacia una plenitud de la verdad divina.

Asimismo es muy importante no olvidarse de un aspecto fundamental de la cristología que es el "kerygma", el cual debemos ser capaces de leer a través de la historia y fundados a la luz de la Pascua, dejándonos comprometer en la "imitación" de Cristo, hasta olvidarnos de nosotros mismos. “Quién posee realmente la palabra de Jesús -afirma san Ignacio de Antioquia-, puede percibir también su silencio, a fin de que sea perfecto, a fin de que obre a través de las cosas sobre las cuales habla y, a través de las cuales calla, sea reconocido.” (Ad Eph., 15,1-2). Sobre esta historia es la que hace su teología Mons. Forte, "en un esfuerzo por asumir la conciencia histórica de la modernidad. Pensando la teología como el encuentro entre el éxodo y el adviento, como el camino del hombre con sus preguntas, frente a la revelación de Dios, su palabra y su silencio en la Cruz, su resurrección." Expresa de si mismo Forte en una entrevista. (cfr. Jaime Antúnez Aldunate, 2014)

En su obra, Forte muestra que la iglesia en la fuerza del Espíritu no es todavía el reino, sino su anticipación en la historia. El cristianismo no es todavía la nueva creación, sino la acción del Espíritu de la nueva creación. La cristiandad no es todavía la nueva humanidad, sino su vanguardia en la resistencia contra toda cerrazón mortal, en el sometimiento y en la representación y se hace evidente que su teología de la historia se encuentra matizada con la teología de la esperanza, que encuentra expresión en la figura mesiánica de la resistencia contra las fuerzas del mal y de la muerte, todavía activas en un mundo que tiende a cerrarse en sí mismo y sobre sí mismo. Anticipación y resistencia están conectadas con las figuras mesiánicas del sometimiento y de la representación: las anticipaciones no se representan a sí mismas, sino que representan lo que debe venir, y exigen compromiso y sometimiento al presente para que se abra el futuro del reino. (Gibellini, 1998, p.317)

Es el "ya, si" pero "todavía no". La historia de la teología registra múltiples tensiones entre fe y razón. Tendríamos que esperar al final de la historia para disponer de todo el material necesario para determinar su significado y tener una idea acabada de lo que significan todos los signos. La razón histórica se orienta, pues, al futuro en virtud de su dimensión escatológica. Razón y fe, se muestran como una continuidad y no como contraposición o disparidad. La continuidad reside en que razón y fe están orientadas al futuro; distinción que reside en el hecho de que la fe está orientada al futuro escatológico, manifestado en la historia de Jesús. (cfr. Gibellini, 1998, p.295)

¿Qué sentido tiene hablar de Jesucristo hoy?

Bruno Forte introduce una pregunta radical que el mundo secularizado parece hacerle a la reflexión y a la fe de los cristianos. Ante esta provocación, la cristología, en cuanto reflexión crítica de la fe de la iglesia en Jesucristo, debe ante todo emprender el camino de una justificación de la "pretensión" cristiana. Sólo a través de él, recogiendo el desafío mediante la escucha y el diálogo con el mundo, con el hombre y con Dios, podrá percibir el sentido y la forma del servicio que está llamada a prestar en la iglesia a todos los hombres de hoy.
Vemos como el hombre secular, que ha probado la autonomía de lo mundano en todos los campos del pensamiento filosófico y científico, ha llevado a sus últimas consecuencias el proceso de "emancipación" iniciado por el iluminismo; así ha llegado a descubrir la autonomía respecto a Dios de la misma existencia del creyente, llamada a vivir en el mundo "etsi Deus non daretur", como si no existiese Dios. Sin embargo, en esta ausencia precisamente es donde asoma el misterio de su presencia. Aquí está la contradicción del hombre secular: con y en presencia de Dios, vive sin Dios. La raíz profunda de esta dialéctica de lo divino en el mundo moderno hay que buscarla en el maquinismo del mundo contemporáneo.

Así, el "Deus ex machina", el "Dios tapagujeros" de la religiosidad presecular es arrojado por el "Deus machina", por el maquinismo elevado a estructura de pensamiento y de vida. Así mismo la verificación destierra a lo divino al campo de lo falso, lo insensato: "a Dios nadie lo ha visto", luego no existe, hablar de él parece absurdo y anticientífico. Finalmente la ideología de un "regnum hominis" protesta contra un Dios que reduciría al hombre o, peor, que alinearía al hombre de su proceso terreno de liberación, en espera del premio futuro. El hombre secular no encuentra a Dios en experiencias límite, sino en el límite de toda experiencia, al advertir el encadenamiento de lo inmanente, de lo similar, del interés penúltimo, y comienza a sentir sed de una palabra que rompa el silencio de la muerte y sostenga con la esperanza la lucha del hoy.

Si Dios es justo, ¿de dónde viene el mal? Y si existe el mal, ¿cómo puede haber un Dios justo? Así, pues, de las llagas de la historia nace el rechazo o la invocación del totalmente Otro. Algunos, ante la dificultad de conciliar a Dios y al mal, suprimen el primero de ambos términos; es la solución del ateísmo trágico. "Para Dios, la única excusa es que no existe" (Stendhal y Nietzsche). "Si Dios existe, el mundo es su reserva de caza" (palabras de un ateo en una novela de L. Santucci). "Los ojos que han contemplado Auschwitz e Hiroshima nunca podrán contemplar a Dios" (Hemingway), Sin embargo, reducir todo a este mundo y a sus leyes, en realidad significa implícitamente rendirse ante el problema del dolor y de la muerte.

Además, nos enseña que contra la resignación fideísta y la rebelión atea, el Dios crucificado hace al hombre capaz de un sufrimiento activo, vivido en comunión con todos los desolados de la tierra y en oblación al Padre, que la acoge y le confiere valor. Así la historia de los sufrimientos del mundo se transforma en la historia de amor del mundo; por eso el Dios crucificado es la única verdadera novedad de la existencia humana.
En cuanto conciencia crítica de una iglesia testigo ("martyria"), la teología debe ser memoria del Crucificado-Resucitado y memoria del Padre por la virtud del Espíritu; o sea, una teología que actualice el mensaje de la fe cristiana y dé testimonio de él frente a las expectativas del tiempo, anunciando y denunciando, valientemente libre frente a los sistemas de este mundo, subversiva con la subversión de la cruz y del alba de pascua. (Bruno Forte, pp.11-40)

¿Cómo hablar de Jesucristo a los hombres de hoy?
Planteando esta interrogante, Bruno Forte dice que la seducción de lo nuevo, vinculada al ritmo frenético de la vida, parece hacer inconcebible toda idea de verdades eternas e inmutables. Que la "theologia perennis" queda, también desde este punto de vista, "hecha añicos", fuera de lugar y de tiempo, sin posibilidad e incidencia en la praxis. Sin la "traditio ecclesiae" viva, que le transmite vitalmente la "norma normans" de la fe cristiana, el teólogo no podría evitar el riesgo de un pensamiento puramente subjetivo, ni hablar un lenguaje de fe comprensible para los demás. Sería un aventurero de la inteligencia condenado a la incomunicabilidad. Sin embargo, la iglesia está en el mundo, situada en circunstancias históricas concretas que la condicionan y son condicionadas por ella.

A su vez, agrega que los ingresos de la conciencia histórica en la elaboración de la teología de nuestro tiempo -en el plano de los contenidos, de la razón teológica y de la praxis- convergen, pues, provocando al teólogo a un "situarse" consciente y responsable; o sea, no sólo debe discernir las estructuras de orden eclesial, social, político, económico y cultural en las cuales opera y por las que está condicionado, sino que debe elaborar su pensamiento en ellas y a partir de ellas, en una confrontación crítica con la Palabra fontal, que sólo así puede actualizarse y convertirse en fuerza subversiva y transformadora de la historia.

La totalidad existencial de vivir la historia, el vivo situarse en el devenir, abarca contemporáneamente la relación con lo "ya" dado, revisado y asumido críticamente, y la relación con el "todavía no". Aquí se encuentra el fundamento de la distinción clásica entre la historia como hallazgo del pasado, como saber histórico, y la historia como vida, como toma de posición actual frente al "ya" que, en ese mismo acto, es creadora del futuro. Y a la vez se encuentra aquí la exigencia de una conexión profunda y continua entre los dos polos del "saber" y del "existir" histórico; el primero visto en función del segundo, lo mismo que el segundo criticado y fundado por el primero. La historia como "assumptio praeteriti" implica el conocimiento histórico, comprender el pasado, reviviendo y reproduciendo la experiencia ajena; en ese sentido, la esencia del método histórico radica en "comprender indagando" (Droysen), y su operación fundamental es comprender como "encuentro del yo en el tú" (Dilthey).

De esta manera, la referencia primaria y normativa al pasado fontal del testimonio bíblico no implica un ensombrecimiento de la reflexión creyente en el tiempo, y en particular del dogma; el recurso al pasado, la "assumptio praeteriti" propia de la metodología histórica, además de la fe en el Espíritu que actúa en cada momento de la vida eclesial, exigen una rigurosa atención a la historia de la fe cristiana y de sus expresiones reflejas, que sin embargo se mide constantemente por una confrontación con los datos fundamentales de la Escritura. La historia en cristología lleva a la superación de un enfoque metafísico, conceptual y abstracto, en favor de una perspectiva bíblica, existencial y dinámica que, en el camino del tiempo, reavive la experiencia fontal de la reflexión y del anuncio de la iglesia naciente, hable un lenguaje narrativo y contagioso y sea valerosamente profética en la denuncia del presente y en la apertura al futuro.

Se puede decir con propiedad, entonces que el primer anuncio ofrece la puerta de entrada a la experiencia cristiana. Es una puerta experiencial, vital, una puerta por la que hay que pasar. Y no se traspasa solo con el pensamiento, sino tomando una decisión que no repugna a la razón pero que va más allá de ella; la decisión de establecer un contacto personal con Jesucristo, considerando como alguien que está vivo y que ofrece la vida en plenitud, el encuentro con Dios, la salvación. (cfr. X. Morlans, p.45)

La fe cristológica en la iglesia

Con respecto a la fe cristológica de la iglesia, Forte se interroga y pregunta ¿Es el Cristo del kerygma el Cristo del dogma? ¿Es el Cristo del Nuevo Testamento el Cristo de la iglesia? La pregunta tiene una importancia decisiva; según la respuesta que se le dé, queda en pie o cae la pretensión de la comunidad cristiana de ser la iglesia del Señor Jesús. Si el Cristo del anuncio originario fuese distinto del Cristo de la fe eclesial, siglos enteros de cristianismo se fundarían en una invención humana y no en la revelación personal de Dios, que los cristianos consideran definitivamente dada en las palabras y acontecimientos del Nuevo Testamento. Lo que está en juego entonces es la identidad misma de la iglesia y, por consiguiente, ya que a través de ella resuena en el tiempo el anuncio cristiano, la identidad de aquellos que han dado fe a este anuncio.

Entonces considerando esto, para establecer correctamente la respuesta, es necesario tener presentes claramente los términos a que se refiere la pregunta; por una parte, el kerygma, o sea, el anuncio de la comunidad de los orígenes; por otra, el dogma cristológico, o sea, la formulación madura de la fe cristiana sobre Cristo en el concilio de Calcedonia (451). La confrontación entre ellos no sólo permitirá detectar algunas líneas de la tendencia del desarrollo, sino también determinar el significado y los límites que el dogma cristológico tiene para la fe y la investigación cristiana hoy.

Es así que partiendo de la resurrección, el "credo" cristológico primitivo abarca la historia de la pasión, la sepultura y las apariciones (cf 1 Cor 15,4-5) y traduce el significado teológico de estos acontecimientos en un lenguaje narrativo concreto; el significado escatológico de todo lo ocurrido en el Crucificado-Resucitado se expone con la idea de la resurrección "al tercer día" (1 Cor 15,4), con la del descendimiento a los infiernos (cfr. 1 Pe 3,19) y con la de la subida al cielo (cfr. He 1,9; 2,33; 1 Pe 3,22; etc.). El primado de la perspectiva histórica sobre la conceptual-metafísica Y de los acontecimientos sobre el ser es evidente; la estructura básica del "credo" originario -la identidad en la contradicción entre el Jesús terreno y el Cristo de la experiencia pascual- se expresa en la narración de una historia, que es la historia de pascua y de las maravillas realizadas en ella por el Dios de la promesa en su siervo -e Hijo- Jesús.

Por todo este desarrollo, el tema claramente histórico-narrativo de la preexistencia (indicada mediante el título de Hijo de Dios) se pasa a la encarnación, pasión, muerte y resurrección, al estado glorioso del Resucitado y a su vuelta definitiva. Desde los sucesos de la Pascua, por varios siglos fueron apareciendo diversas herejías y tendencias reduccionistas de la fe, a las cuales la iglesia respondió a través de la obra de los padres de los siglos III-IV, que confluye en el solemne "credo" del concilio de Nicea (325), estableciendo a cristo como homoousios del Padre, cuestión puesta en duda por el arrianismo y por la cual se expidieron con dicha profesión de fe. Luego vendría el apolinarismo con su doctrina reduccionista de que Cristo no es plenamente humano, ni únicamente Dios, sino un ser intermedio derivado de la unión substancial entre Dios, el Hijo, y un cuerpo inanimado.
A continuación, el primer concilio de Constantinopla (381), recoge el niceno y le da la forma definitiva, y es con el cual todavía hoy se profesa la fe de la iglesia (símbolo niceno-constantinopolitano) con una nueva acentuación de la estructura ontológica de Cristo, no reduce la paradoja cristiana, no vacía la palabra de la cruz ni la fuerza inaudita de la resurrección, sino que las mantiene unidas en el escándalo de la identidad en la contradicción proclamada en pascua.

Si bien Nestorio propone al respecto una unidad moral, fundada en la total armonía de voluntad y acción de los dos componentes, o en una unidad de inhabitación, en virtud de la cual el hombre Jesús hospedaría al Verbo como un templo; vemos como esto es, sin embargo, una "cristología de la separación", que no puede aceptar en consecuencia para María el título de "madre de Dios" (Theotokos), sino a lo sumo el de "madre de Cristo" (Christotokos); quien será condenado por su herejía mariológica, en el concilio de Éfeso (431). Sin embargo, la expresión extrema de la tendencia que triunfa en Éfeso se revela en el "monofisismo". Eutiques, archimandrita de los monjes de Constantinopla, recurriendo a textos indudablemente equívocos del patriarca de Alejandría, subraya de tal forma la unidad de Cristo, que habla de "una sola naturaleza". A estos diversos reduccionismos, la fe de la iglesia responde solemnemente en el concilio de Calcedonia (451) con una definición que aunque ha influido más que ninguna otra en la historia de la cristología, aunque no puso fin a a las controversias sobre las naturalezas de Cristo y sus relaciones entre sí. A muchos orientales no les gustaba la terminología usada por el concilio para significar la unión de las dos naturalezas en Cristo. Creían que con ello se renovaba el nestorianismo o al menos pensaban que la definición era menos satisfactoria que el concepto de San Cirilo en Éfeso. 

Con respecto a las etapas inicial y final del proceso descrito, el kerygma y el dogma, quizás puedan parecer enfrentados si se los toma aisladamente; el primero confiesa una cristología histórico-dinámica; el segundo define una cristología estático-conceptual.  Aunque si los consideramos dentro del proceso total de desarrollo dogmático, podemos apreciar que transmiten en un lenguaje diverso y con un diverso horizonte de pensamiento una misma estructura fundamental: la identidad en la contradicción proclamada en pascua entre el Crucificado y el Resucitado. Por ende, entre el kerygma y el dogma hay una continuidad "estructural" que, frente a todas las herejías reduccionistas que se mencionaron, ha sabido mantener la paradoja propia del cristianismo, sin vaciarIa en absoluto.  (cfr. B. Forte, pp.127-141).

Sin embargo, ahora que  afirmamos la continuidad, debemos destacar la discontinuidad, la cual puede distinguirse en tres directrices fundamentales, que se resumen en la idea de "deshistorización" del kerygma o de pérdida de perspectiva histórico-dinámica en la elaboración de la fe cristiana. Las tres directrices se pueden detectar situando el dogma en relación con el pasado, el presente y el futuro. 

Respecto al pasado fontal, que es la historia de Jesús de Nazaret resucitado por Dios, Espíritu y carne no son ya vistos como dos estadios del proceso del Salvador, sino como dos sustancias, como dos entidades. Los acontecimientos de los dos estadios de humillación y exaltación son "releídos" en clave ontológica. Así Cristo sufre y muere "en cuanto hombre", y obra milagros y resucita "en cuanto Dios".

Respecto al presente de la comunidad que confiesa a Cristo, es caracterizada por una progresiva pérdida de carga existencial-soteriológica: en la fe y en la reflexión patrística, cristología y soteriología están siempre unidas la una en la otra. Todos los problemas cristológicos planteados por la herejía se mueven y encuentran su respuesta en el ámbito soteriológico, a la luz del principio de la interacción, según el cual "lo que no es asumido no es salvado". No obstante, (como expresa Forte) en Calcedonia y en las controversias relacionadas con ella se asiste a una contracción o reducción dogmática del kerygma, en virtud de la cual los acontecimientos de Cristo "por nosotros" no se mencionan ya en la definición conciliar y aparece una tendencia formalista, fruto de la recíproca provocación y de las intolerancias recíprocas entre los representantes del conflicto cristológico, que intenta fijar la fe en una fórmula concisa y conceptualmente precisa. Así lo confirma el hecho de que el dogma cristológico no haya entrado nunca, en la formulación del mismo madurada en Calcedonia, en la praxis de la iglesia como fórmula litúrgica de profesión de fe. 

Respecto al futuro, el desarollo dogmático marca una progresiva pérdida de carga profético-escatológica: hay un progresivo desplazamiento hacia el centro de gravedad de la cristología. A las fórmulas neotestamentarias, centradas en la resurrección y abiertas al horizonte de la parusía, siguen lo símbolos subapostólicos, que prestan una nueva atención al nacimiento de María, y luego el símbolo niceno, que desplaza la, atención hacia el nacimiento eterno del Padre, hasta llegar a la formula de Calcedonia articulada toda ella sobre la estructura intemporal y metafísica de Cristo. 

Por consiguiente, la recepción de la superación de la fe de Calcedonia, su práctica se establece como un proyecto para repensar históricamente toda la fe cristológica para que así se superen las carencias producidas por el proceso de deshistorización del kerygma originario. De este modo, una cristología como historia, que narre los acontecimientos en el recuerdo del pasado, significativa para la actual espera de liberación y salvación, se presenta a la vez como la traducción más fiel del kerygma en la actualidad y como el más auténtico custodio de la vitalidad del dogma. (cfr. B. Forte, pp. 125-141)
 
Conclusión
El siglo XXI nos encuentra en un momento donde las personas se creen emancipadas, libres de todo poder, autoridad, tutela o cualquier otro tipo de subordinación o dependencia y también ocurre en la fe, creyendo que pueden vivir en el mundo como si Dios no existiera. Si bien todavía sigue repicando en el subconsciente de muchos, el famoso "Dios está muerto" de Hegel, luego retomado por Nietzsche, Forte asume que un "Deus ex machina" se ha convertido en un "Deus machina" por el maquinismo elevado a estructura de pensamiento y de vida que lleva el hombre. En ese momento es cuando cambia el enfoque y explica que el hombre secular no encuentra a Dios en experiencias límite, sino en el límite de toda experiencia. Es apreciable tanto en los medios como en la vida cotidiana, que luego de salvarse de un terrible accidente o de pasar por situaciones críticas los involucrados si son ateos creen, si son católicos por herencia o costumbre comienzan a creer más y a profesar la fe de una manera fervorosa, a otros se los ve portando una gran cruz en su cuello y transmiten "paz, amor, fe y esperanza" a la vez que comienzan a involucrarse en grupos de oración o con otros laicos con similares tendencias religiosas que en ocasiones roza el fanatismo. Así mismo, si lo buscan, no faltará algún grupo carismático que les de albergue en sus festivas y vivaces reuniones. 

Por el otro lado, encontramos a los que poseen una ideología del "regnum hominis" que piensa que Dios podría reducir al hombre o que lo puede llegar a alienar de su libertad en pos de la espera de un futuro salvífico que le parece no llega nunca. A su vez, el relativismo aparece como fundamentación filosófica de la democracia, condición con la que podría permanecer libre y abierta al futuro. Todo se relativiza y todo es accidental. El identificar como una forma histórica única a Jesús de Nazaret, con lo "real" mismo, el Dios vivo, es relegado ahora como una recaída en el mito. Jesús es conscientemente relativizado como un genio religioso, como tantos más. Puede incluso que algunos lleguen a acusar que la figura de Jesús y la fe de la Iglesia es un fundamentalismo. 

Todos estos fenómenos nos afectan a los creyentes, los seglares católicos, y aunque no sintonicemos exactamente con ellos, debemos recordar que si tenemos muy enraizada nuestra fe, vivimos en la misma sociedad y respiramos el mismo aire que todos; debemos intentar dar ejemplo a nuestros semejantes, con nuestras palabras y obras, con nuestra forma de ver la vida, intentando en el día a día, ser verdaderos apóstoles y discípulos de Cristo Jesús. 

Necesitamos replantearnos los fundamentos de nuestro creer y esperar, para afianzarlos y para poder dar razón de ellos ante todos los que nos rodean. El otro es como un espejo donde me veo, me invita a replantearme muchas cosas, demostrándome que no vivo encerrado en mi burbuja. En ese otro puedo ver la huella de Otro que es Dios.
Como expresa el mismo Bruno Forte: "No hay ethos sin ethos, no hay costumbre sin casa, sin horizonte último." (Jaime Antúnez Aldunate, 1995) “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea sino por el encuentro con una Persona, Cristo, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva”. (Benedicto XVI; Deus Caritas est, nº 1)

 Fuente:  Forte B. Jesus de Nazaret, Historia de Dios - Dios de la historia (1983)

miércoles, 13 de marzo de 2019

Monseñor Angelelli - Vida y obra de un martir argentino

Por: Santiago F. Garavaglia Vodopia



Enrique Ángel Angelelli Carletti, siervo de Dios, fue un obispo católico argentino. Está en proceso de canonización. Fue padre conciliar en el Concilio Vaticano II, durante el cual apoyó públicamente las posiciones renovadoras. Fue designado obispo de la diócesis de La Rioja el 3 de julio de 1968.​

Aquí les dejo un video que tuve que realizar sobre él, para la cátedra de Historia de la Iglesia III en el año 2018.

Análisis de la Santísima Trinidad de Rublev


Por: Santiago F. Garavaglia Vodopia 
 
 
 

Este ícono es estimadísimo tanto por cristianos de Oriente como de Occidente. El ícono de Rublev es una de las imágenes más profundas de la Trinidad jamás producida. Este icono ruso es difícil de entender para los que no pertenecen a la tradición ortodoxa y a primera vista no parece representar a la Santísima Trinidad.

 “Es lo más absurdo e impropio representar en iconos a Dios Padre con una barba gris y al Hijo Unigénito en Su seno con una paloma entre ellos, porque nadie ha visto al Padre según Su Divinidad, y el Padre no tiene carne […] y el Espíritu Santo no es en esencia una paloma, sino en esencia Dios” (Gran Sínodo de Moscú, 1667).
 

Un poco de historia…

San Sergio de Radonega (1313-1392) no dejó ningún tratado teológico, pero su vida entera estuvo consagrada a la Santa Trinidad. Dedicó su iglesia a la Trinidad y se esforzó reunir a toda la Rusia en su época, alrededor de su iglesia, alrededor del Nombre de Dios, para que los hombres “por la contemplación de la Santa Trinidad venzan el odio desgarrador del mundo”. 

Siete años después de su muerte, su discípulo san Nicono encargó al célebre iconógrafo Andrés Rublev que pintara un ícono de la Santa Trinidad en memoria de San Sergio. Esta es la luz que Andrés Rublev supo transmitir en su hoy célebre icono, que recrea el ritmo mismo de la vida trinitaria, su diversidad única y el movimiento de amor de las Personas identificándolas perfectamente. 

El icono de la Trinidad se remonta a la oración sacerdotal de Cristo: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros […] Yo en ellos y tú en mí, para que sean plenamente uno” ( Jn 17,21-23)

 
Interpretación del ícono de Rublev 
 
El icono de la Santa Trinidad fue hecho por el monje André Rublev en 1425. Unos ciento cincuenta años después, el Concilio de los Cien capítulos lo erige como modelo de la iconografía y de todas las representaciones de la Trinidad.

La perspectiva es típica del estilo bizantino, es decir, inversa: abriéndose las líneas conforme se alejan de los ojos del espectador.

Rublev se inspiró en el pasaje de Gn 18,1-10, conocido como “la hospitalidad de Abraham”. 
  • Aparecen tres ángeles frente a la tienda de Abraham, en el encinar de Mambré.
  • Se lavan los pies, se reponen del camino.
  • Comen la comida que Sara y Abraham les ofrecen generosamente.
  • Anuncian un nacimiento inesperado
  • Abraham es viejo y no tiene hijos, a pesar de la reiterada promesa de Yahvé.

Haciendo una rápida exégesis sobre el texto, podemos decir que Sara y Abraham acogieron sin saberlo a la Santísima Trinidad: “El Señor se apareció a Abrahán […]. Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él.” Por esto podemos directamente deducir o interpretar que El Señor se le apareció en forma de tres personas”) La palabra griega para “hospitalidad” es filoxenía, amor al extranjero, inversión literal de un término terrible: xenofobia. En la Carta a los Hebreos leemos: “No olviden la hospitalidad, por la cual algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles.” (13,2).

El autor neotestamentario se refiere a la escena del Génesis proclamada en el ícono. Abrahán ofreció, junto a la encina de Mambré, una cena a unos extraños y peculiares viajeros.

Los Padres de la Iglesia han creído ver en estos tres personajes que pintó Rublev, una prefiguración de la Trinidad.

Los tres ángeles tienen la misma fisonomía. De esta manera, el autor expresa la igual dignidad de los tres seres, lo cual corresponde a la creencia de la unidad de Dios en tres Personas y son mostrados de izquierda a derecha en el orden en que profesamos nuestra fe en el Credo: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Cada uno de los ángeles lleva una prenda diferente, aunque los tres poseen alguna pieza de vestido de color azul, color del cielo, símbolo de la naturaleza divina que los tres comparten, trayendo a la mente cómo cada Persona de la Trinidad es distinta, pero a la vez son la misma. Que Rublev haya representado la Trinidad usando ángeles es también un recordatorio de la naturaleza de Dios, que es espíritu puro. Además los tres poseen alas que se tocan entre sí.

Sin embargo, cada personaje tiene unas características particulares que nos permitirán identificar quién es.


El personaje del centro: Jesucristo.

El color marrón o carmesí (depende el brillo y contraste de la imagen que uno encuentre) de la túnica simboliza la humanidad de Cristo. Sobre su hombro derecho cae algo así como una estola dorada, dando a entender que es el Mesías rey. El cuello de su túnica se encuentra un poco arrugado, porque ha venido de un largo camino. El árbol tras la figura de Cristo representa la encina de Mambré que se convierte a la vez, en árbol de vida. Evoca al mismo tiempo, el árbol del conocimiento del bien y del mal del que comieron Adán y Eva, pecado original que Jesús vino a redimir y además el árbol de la cruz donde fue clavado nuestro Redentor.

La mano de Cristo se apoya sobre la mesa con solo dos dedos extendidos demostrando así, sus dos naturalezas: humana y divina y al mismo tiempo su mano derecha reproduce el gesto del Padre: la bendición y se puede apreciar al mismo tiempo que señala la copa con vino, la “Copa de la Nueva Alianza” 

La cabeza de Cristo y su mirada se dirigen hacia su derecha, incitando en cierta forma al espectador a dirigir su mirada hacia la figura del Padre.  


El personaje de la izquierda: El Padre
 
Un manto de un color dorado brillante y a la vez transparente o etéreo cubre la túnica color azul. Dios invisible, fuente de todo ser, el origen sin origen, el inefable. Está como recibiendo al recién llegado, su postura es de reposo.

Ambas manos sostienen el báculo recto, porque Él posee toda la autoridad y la da a quien quiere. Por lo cual Jesús y el E. Santo también poseen uno, que es la autoridad que el Padre les ha conferido.   

Sobre su cabeza hay una casa: la morada de Dios. De ella nos dice Jesús: "En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones; […] voy a prepararles un lugar." (Jn 14,2)

El poder del amor del Padre se manifiesta en la mirada del ángel del centro. Él es amor y precisamente solo puede revelarse en la comunión y puede ser conocido como comunión. (“Nadie va al Padre si no es por mí.” Jn 14,6) es la más emotiva revelación de la naturaleza misma del amor. No se puede tener ningún conocimiento de Dios fuera de la comunión entre el hombre y Dios, y esta es siempre trinitaria e inicia en la comunión entre el Padre y el Hijo. Hace comprender por qué el Padre no se revela nunca directamente. El icono muestra esta comunión cuya morada viva es la copa.

Las  líneas del lado derecho del ángel central se acrecientan a medida que se acercan al ángel de la izquierda. En el lenguaje simbólico de las líneas, las curvas convexas designan siempre la expresión, la palabra, el despliegue, la revelación; y por el contrario, las curvas cóncavas significan obediencia atención, abnegación, receptividad. El Padre está vuelto hacia el Hijo como si le hablara, porque se expresa enteramente en el Hijo: “Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso les dije que recibirá de lo mío y se lo explicará a ustedes.”. (Jn 16,15)
 

El personaje de la derecha: El Espíritu Santo.

Si bien en español “Espíritu” es una palabra de género masculino, en griego “Pneuma” es una palabra neutra (no tiene un género específico), pero en hebreo Ruah (se pronunciaría más o menos como “Ruaj”) es femenino. Puede ser por esto mismo que la dulzura del ángel de la derecha parece tener algo de maternal. Los textos sirios habitualmente lo llaman “el consolador” (Consoladora). Es el consolador, pero también es el Espíritu de la vida, que da la vida y de quien todo se origina.

Vemos como el Espíritu Santo se inclina hacia el Padre; está sumergido en la contemplación del misterio, su brazo tendido hacia el mundo muestra el movimiento descendente, Pentecostés.
 
Viste una túnica azul, signo de su divinidad, y encima de la misma lleva un manto de color verde como la hierba en primavera o de las hojas nuevas. Al mismo tiempo, el color verde hace referencia a la tierra y la misión de renovación del Espíritu Santo. El verde es también el color litúrgico usado en Pentecostés en la tradición ortodoxa y bizantina. Por este motivo se puede decir que Rublev quiso significar con este color el poder del Espíritu Santo para renovar la vida sobre la tierra.

Detrás de su figura se visualiza una montaña (un cerro de color ocre justo encima del halo que rodea su cabeza).

Las montañas bíblicamente, son lugares de encuentro con Dios: Moisés habló con Dios en el Sinaí, Elías tuvo un encuentro con Dios en el Horeb, Jesús se transfiguró en el Tabor, etc.

Su mano derecha está tocando la mesa, gesto con el que comunica a la Tierra la santidad de Dios.

En la liturgia católica, el sacerdote dice antes de la consagración "Santifica estos dones con la efusión del Espíritu..." y extiende sus manos sobre el altar.

Sostiene el báculo con la mano izquierda. Su mano derecha casi parece apoyarse en la mesa como para levantarse.


En el icono hay DOS COPAS:

Una es perfectamente visible sobre la mesa. La otra copa podemos verla siguiendo los perfiles de los personajes que representan al Padre y al Espíritu y “curiosamente” esta copa contiene a Cristo.

Ambas copas son signo del cáliz eucarístico y el centro de los tres personajes es la copa, porque los tres la rodean. Además, la copa visible está ubicada en el corazón de una copa más grande que como expresamos, dibujan los dos ángeles laterales.

Podemos deducir que el tema de la conversación de estos tres personajes, no puede ser otro más que la copa. Es la copa eucarística.

 El cordero:

En la copa está el cordero que Abraham ofreció a los ángeles. Es el Cordero de Dios, centro del icono y las manos del Padre y del Hijo revelan su significado.

Hay como dos centros, por una parte la copa, que representa la Eucaristía, por otra parte el
seno del personaje central: el Hijo. El amor de Cristo, por medio del cual se nos ofrece en la Eucaristía, se realiza la nueva creación, el nuevo tiempo de la salvación que es apertura a la eternidad de Dios. Compartir esta “copa eucarística” sería adentrarse en el misterio del amor que mana del seno del mismo Cristo Jesús.
La unión entre la Eucaristía y Cristo queda realzada por la copa que forman las siluetas de los personajes laterales, reproducción de la copa central. La segunda copa, resultado de la unión, de la armonía de la obra del Padre y del Espíritu que sostiene al Hijo y al mismo tiempo manifiesta el contenido de la copa central: Jesús es el Cristo, el Mesías, el Salvador que viene de un largo camino de muerte, simbolizado por el cuello arrugado de su túnica (como mencionamos antes), pero al mismo tiempo de resurrección y gloria que se muestran en la estola dorada que luce.

Dios nos invita en la Eucaristía a hacernos hijos en el Hijo, porque no sólo compartimos la copa, sino que nos hacemos parte de ella, en el sacrificio y el triunfo de Cristo que son a la vez nuestro sacrificio y nuestro triunfo también.


La mesa en el centro del icono, es el altar: 

La presentación de la Eucaristía no se realiza simplemente como algo externo, sino que se nos invita a participar de ella, a entrar dentro de la mesa: el Hijo parece que se adelanta a llamarnos a ella.
El cuadrado grabado en la cara frontal de la mesa simboliza al mundo (cuando se pintó el icono se creía que la tierra era cuadrada)
El mundo entero se convierte en lugar de celebración cuando compartimos.

Por las miradas, el juego de sus manos y la inclinación de sus cabezas, los tres personajes forman un círculo que expresa la profunda comunión que les une.

La Trinidad es esta comunión misteriosa y magnífica. Pero el círculo que forman, no está cerrado. Queda descubierto un lugar más, para incluir a un cuarto personaje. Ese personaje vendríamos a ser cada uno de nosotros, que estamos llamados, invitados a tomar parte y reunirnos con gran gozo en el banquete celestial.

Dios no es un puro permanecer en sí mismo, absoluto, quieto y muerto, sino que el ser de Dios es un permanente salir de sí una dinámica eterna de donación y comunión en la que Rublev nos va introduciendo la circularidad de la imagen.

De esta forma Rublev nos quiere decir que somos acogidos por Dios mismo en la comunión del Padre, Hijo y Espíritu Santo.  


Conclusión:
 
Este icono es una doxología, que se desborda de gozo y canta por sus propios medios, la gloria de Dios. La verdadera belleza no necesita pruebas. El icono no demuestra nada y a la vez muestra una evidencia luminosa. Se presenta como argumento "kalokagático" (Bello y Bueno, es decir, Verdadero) de la existencia de Dios. San Pablo formula el fundamento cristológico del icono: "Cristo es la imagen -eikòn- del Dios invisible".



 




 

 

martes, 12 de marzo de 2019

GEMATRÍA - Matemáticas en la Biblia

La estructura matemática de nuestra Biblia prueba más allá de cualquier duda que fue escrita por un matemático experto.

Es imposible que hubiera sido redactada sólo por simples seres humanos. Este patrón numérico se encuentra bajo la superficie de los textos originales en hebreo y griego de los cuales proviene nuestra versión en español Reina Valera. La ciencia moderna ha tratado de develar los secretos de la Biblia, así como los científicos descubrieron los secretos del átomo. Esta es indicación adicional de que la Biblia no pudo haber sido escrita por hombres sin la guía y dirección de un Autor Divino.

En estos últimos días cuando las personas están abandonando la Palabra inspirada de Dios en todas partes del mundo y están volviéndose a doctrinas de demonios, estimo que no puede haber un estudio que más ayude y fortalezca el corazón del cristiano que el tema de la espiritualidad de los números tal como está revelado en la Biblia. Éste le demuestra de manera clara, aun a los corazones más endurecidos, que el autor de todos los libros que forman parte de la Escritura tuvo que ser una mente suprema.

Es completamente imposible que hombres de mentes, ambientes y circunstancias tan diferentes, separados por cientos de años en el tiempo, hubieran escrito sin ayuda alguna, libros que exhiben todos el mismo diseño numérico maravilloso como un medio para retratar verdades espirituales profundas, las cuales preservan uniformemente el mismo significado.
 
La espiritualidad numérica prueba que hay una sola solución al problema, y esa solución está dada en la propia Palabra de Dios: Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pe 1,21). El Espíritu Santo fue el único autor y escritor de la Palabra de Dios, desde el principio hasta el fin, a pesar de que fueran muchas las plumas que la registraran por escrito. Todo estudiante concienzudo de la Biblia está absolutamente convencido que en los idiomas originales en que fuera registrado la Escritura, el hebreo y el griego, tenemos las propias palabras de Dios.
 
Cuán confortador es poder llegar a esta conclusión en estos últimos días de apostasía universal, cuando las propias potencias de los cielos están siendo conmovidas. Cuán maravilloso es poder descansar seguros y confiados en que la Palabra de Dios son las propias palabras del Espíritu Santo.

En otros mensajes de Profecías Bíblicas he explicado ya que Dios tenía un propósito al crear al hombre, el Dios que no sólo planeó y diseñó su creación, sino que también la estructuró matemática y científicamente. La estructura matemática en el capitulo 1 de Génesis en el texto original hebreo es algo que maravilla, exhibiendo la huella indeleble del Matemático Experto que puso su sello en él. Hay ciertas reglas y leyes que gobiernan la aritmética bíblica y ellas son:
  • Todos los números simples del 1 al 40 tienen un significado espiritual. Mientras que sólo a un cierto grupo de esos mayores de 40 se les puede aplicar un significado espiritual. Los números compuestos de estos números, es decir sus múltiplos, generalmente portan el mismo significado espiritual sólo que intensificado.
  • Los números que se forman cuando se suman dos cifras simples, usualmente portan los dos significados expresados juntos, portando una importancia espiritual más profunda.
  • Cuando un número compuesto es divisible por varios factores, usualmente se encuentra que su verdad espiritual está oculta en los factores simples, es decir, en esos que son indivisibles.
  • El primer uso de los números en la Escritura casi invariablemente nos da la clave de su significado espiritual.
  • Una verdad espiritual no parece ser evidenciada en cada lugar en que aparece el número.
  • Los números comunican verdades espirituales por los menos en tres maneras:

(a) Por el uso actual del número.

(b) Por el número de veces que el Espíritu Santo usa una palabra especial o frase.

(c) Por la gematría o valor numérico de una palabra o frase.
  • Considerar además esto: En el primer capítulo Dios dice 7 veces que lo que había creado "era bueno", en los versículos 1, 10, 12, 18, 21, 25 y 31.
  • El verbo "hacer" también aparece 7 veces en relación con actos creativos específicos de Dios. En Génesis 1,7.16.25-26; 31, 2,2-3.
  • En el capítulo 1 de Génesis el "cielo" está mencionado 7 veces. En los versículos 7, 16.25-26.31; 2,2 y 3.
  • El propio Dios como creador es mencionado 35 veces, 5 veces 7, en el relato de la creación desde Génesis 1,1 hasta Génesis 2,4.

Ahora con estas reglas en mente vamos a proceder con nuestro estudio. Son incontables los ejemplos que podría citar, pero no quiero cansarlo así que sólo me limitaré a mencionar unos pocos para ayudar a los estudiantes devotos de la Biblia. Antes de continuar permítame aclararle que la gematría es un sistema mediante el cual cada letra tiene un valor numérico Como los antiguos no tenían símbolos para expresar los números, a cambio usaban las letras del alfabeto. Los romanos empleaban solamente seis de tales letras. La M que hoy se utiliza para expresar el número 1.000 no se empleó en principio, sino que su uso es relativamente reciente. Las letras usadas por los romanos eran:

I = 1     V = 5     X = 10    L = 50     C = 100     D = 500
 
Sin embargo, los hebreos y los griegos fueron más allá que los romanos y emplearon cada letra de su alfabeto para expresar una cifra. Es decir que sus alfabetos tenían un propósito doble. Las letras eran para formar palabras, pero también servían como números, de esa forma eran empleadas en la aritmética, tal como hoy nosotros hacemos uso del sistema arábigo.
 
Por ejemplo, la letra “a” en griego, siempre representaba el “1”, la “b” el “2” y así sucesivamente hasta llegar al 10, después del 10 se continuaba contando por decenas y luego con las centenas. Es así como cualquier palabra en griego o hebreo puede expresarse en números al reemplazarla por la cifra correspondiente. La suma del valor numérico de cada letra daba la gematría o valor numérico de la palabra.
 
Estos valores numéricos son a menudo muy significativos y no dejan duda en la mente de quien estudia el tema muy cuidadosamente, que el Espíritu Santo usó la aritmética oculta para probar la verdad de la Palabra de Dios. A continuación voy a presentarle los valores numéricos de los alfabetos griego y hebreo, es decir, el número que representa cada una:
 
Hebreo
Aleph 1, Beth 2, Gimel 3, Daleth 4, Hei 5, Vav 6, Zain 7, Cheth 8, Teth 9, Yod 10, Chaph 20, Lamed 30, Mem 40, Nun 50, Samech 60, Ayin 70, Phe 80, Tsaddi 90, Kooph 100, Resh 200, Scheen 300, Tav 400.
 
Griego
Alfa 1, Beta 2, Gamma 3, Delta 4, Épsilon 5, Zeta 6, Eta 7, Theta 8, Iota 9, Kappa 10, Lambda 20, My 30, Ny 40, Xi 50, Ómicron 60, Pi 70, Rho 80, Sigma 90, Tau 100, Ípsilon 200, Fi 300, Ji 400, Psi 500, Omega 600.
 
Los números, el código secreto de la Palabra de Dios 
Los números son el código secreto de la Palabra de Dios. Cualquier estudiante devoto de la Biblia con penetración espiritual puede ver esto claramente. Dios ha sido llamado El Maestro Supremo de las Matemáticas y el Gran Geómetra, quien ha hecho todo de acuerdo a un plan y por un número, peso y medida. Dios es el autor de la Escritura y el creador del universo, entonces su Palabra y sus obras deben, y de hecho armonizan.
 
En Apocalipsis 13,18 el Señor revela una clave para el significado de los números y dice: "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis". Entonces, si debemos identificar a la bestia por el uso de los números y por contar, ¿no implica esto que este número tiene un significado que está estampado con la marca de inspiración divina? Y si este es el caso... ¿No cree que tiene sentido esperar que otros números en la Biblia tengan también un significado? ¿No cree que sería una buena idea no sólo leer la Biblia sino tratar de entender su significado numérico?
 
El Salmista al hablar de Dios dijo: "El cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito" (Sal 147,4-5).
 
Luego en Isaías 40,25-26, Dios dice: "¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? Dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio".
 
Y Jesús le dijo a sus discípulos: "Pues aun vuestros cabellos están todos contados" (Mt 10,30).
 
¿Por qué los números 7 y 10 aparecen tan a menudo en los libros proféticos de Daniel y Apocalipsis si no tienen significado? ¿Por qué el número 3 está asociado tan a menudo con la resurrección del cuerpo si carece de significado alguno?
 
La Biblia, desde el principio hasta el fin, es un libro construido sobre un vasto sistema numérico el cual está entretejido con las doctrinas de la Palabra de Dios. Un sistema tan vasto no puede ser contradicho. El acuerdo y la armonía de los diferentes escritores, desde un extremo de la Biblia hasta el otro sobre el significado de números tales como 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 y sucesivamente, ofrecen un argumento en favor de la Palabra de Dios que es imposible de refutar.
 
Si los varios escritores de la Biblia no hubieran sido guiados por una mente maestra, por Ese que nunca comete errores y cuyo conocimiento y sabiduría abarca los eventos de los tiempos, en algún momento los varios escritores de los diferentes libros, hombres que vivieron en tiempos tan diferentes, y lo más importante que nunca llegaron a conocerse, se habrían contradicho.
 
La precisión con que todos los números en la Biblia se acoplan en sus lugares es la mayor prueba de la intervención del poder sobrenatural y sabiduría de Dios. ¿Cree usted que un grupo de hombres podía haber diseñado tal sistema de números y hacer que los mismos armonizaran en la Biblia de principio a fin? Dejemos que el ateo, el modernista o el agnóstico expliquen esto. Ante la sabiduría del Todopoderoso, quien diseñó este sistema de números, la mente del hombre es nada.
 
Los sistemas numéricos se encuentran en toda la creación. Por ejemplo, cada copo de nieve está compuesto de cristales construidos sobre un plan simétrico definido. Si los hombres le colocan a los billetes de dólares un hilo entretejido en el papel para prevenir la falsificación, ¿por qué Dios no iba a poner características en su Libro para probar que el mismo era inspirado?
 
A continuación vamos a examinar los números importantes de la Palabra de Dios y a descubrir su mensaje revelado en cada número que abrirá nuestro entendimiento y nos bendecirá con las verdades profundas de la Palabra de Dios. Vuelvo a repetir, aunque podría citar decenas y hasta centenas de ejemplos en cada caso, no voy a hacerlo para no prolongar demasiado esta serie de mensajes, estimo que los pocos ejemplos que mencionaré serán suficientes para demostrar la veracidad de la aritmética bíblica.
 
El primer día
Leemos sobre el primer día de la creación en Génesis 1,3-5: "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día".
 
Incluso en este primer día de la creación somos testigos de la operación de las leyes matemáticas que gobiernan el universo puestas en moción por el Experto en matemáticas. En el espectro de la luz hay 7 colores: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Ellos se unen para formar la luz. El 1 es el número de Dios, porque hay un solo Dios y leemos en la Biblia: "Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Jn 1, 5). En el primer día de la creación, Dios dividió la luz de las tinieblas.
 
El segundo día
Leemos en Génesis 1,6-8: "Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo". En ese segundo día de la creación Dios hizo el firmamento o atmósfera. La atmósfera contiene los elementos necesarios para sustentar la vida, sin ella no habría ni animales ni plantas. Contiene oxígeno necesario para la vida animal y dióxido de carbono necesario para la vida de las plantas. Dos es el número de testimonio y estos dos elementos portan testimonio de que Dios es el autor de la vida sobre la tierra, así sea animal o vegetal.

En otras palabras, los animales no evolucionaron de las plantas o viceversa. Sin la atmósfera tampoco habría sonido, porque las ondas sonoras se transmiten a través de ella. Hay exactamente 7 notas en la escala musical: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. Cada octava nota comienza una nueva escala y es repetición de la primera.
 
El tercer día
Sobre el tercer día dice Génesis 1,9-10: "Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno". El agua en un principio cubría todo el planeta, pero el tercer día, Dios separó las aguas de la tierra.

Ahora tenemos 7 grandes masas terráqueas: Europa, Asia, África, América del Norte, América Central, América del Sur, Australia y Antártida.

Dios también juntó las aguas en mares. De acuerdo con la Enciclopedia Británica hay siete mares: Pacífico Norte, Pacífico Sur, Atlántico Norte, Atlántico Sur, Índico, Ártico y Mediterráneo.
 
Leemos, además, sobre el tercer día de la creación: "Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero" (Gn 1,11-13).

Los patrones numéricos en el reino vegetal son tan numerosos que es imposible discutirlos en mucho detalle en este breve estudio. Los granos en el maíz indio están siempre arreglados en hileras pares, nunca en números impares. Las hojas están arregladas en el tallo en un orden tan perfecto que cada hoja está exactamente paralela a la primera hoja del tallo. En el manzano es la quinta hoja, en el roble la cuarta, en el peral la sexta, etc. En las plantas endógenas, las que se mantienen dentro de la casa, el número prevalente es el 3, mientras que en las exógenas, las plantas del exterior, el número prevalente es el 5. Cada bellota, cada fruta, cada hoja, cada brizna de hierba crece en conformidad con un diseño matemático exacto.
 
El cuarto día
Del cuarto día de la creación, Génesis 1,14-16 dice: "Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas".
 
- Un mes lunar, el tiempo que necesita la Luna para girar alrededor de la Tierra, es de 28 días, o lo que es lo mismo 4 veces 7.
 
- La distancia de la Tierra a la Luna es 238.000 millas, 34.000 veces 7.
 
- El diámetro de la Luna es 2.100 millas, 300 veces 7.
 
- El Sol, el cual también fue creado el cuarto día, no sigue el patrón del 7, sino el patrón numérico de la divinidad, el número 3. Tal vez la razón particular para que el Sol ocupe este lugar particular en el designio matemático es que sin Dios el creador no habría vida. De la misma manera sin el Sol toda la vida sobre la Tierra se extinguiría en cosa de horas, unos pocos días cuando mucho. Dios quien también es luz, hizo el Sol para que reinara en el día.
 
- La distancia del Sol a la Tierra es 93 millones de millas, o lo que es lo mismo 31 millones de veces 3.
 
- La relación de la ley de gravedad de Newton entre el Sol y la Tierra es 2 veces 10 gramos a la 33ava potencia, 11 veces 3; ó 2 veces 10 toneladas a la 27ava potencia, 9 veces 3.
 
- La masa del Sol es 333.000 veces más que la de la Tierra, es decir, 111.000 veces 3.
 
- La Tierra es el tercer planeta en orden en el sistema solar. Le da la vuelta al Sol a una velocidad de 66.000 millas por hora, 22.000 veces 3.
 
- Nuestro sistema solar tiene 9 planetas que giran alrededor del Sol, 3 veces 3.
 
- El Sol cruza el equinoccio vernal en la primavera, en el tercer mes, el 21 de marzo, 7 veces 3.
 
- Y cruza el equinoccio otoñal en septiembre, el noveno mes, 3 veces 3, el día 21, 7 veces 3.
 
En nuestro estudio sobre la conexión entre los días de la creación y lo que fue creado en esos días específicos, al igual que la construcción matemática relacionada entre los días y la creación, debemos también notar la tipología dispensacional.
 
El primer día
Este día tipifica la primera dispensación, la Dispensación de la Inocencia. Adán y Eva estaban vestidos con luz y caminaban en la luz de Dios sin pecado.
 
El segundo día
Dios separó las aguas superiores de las inferiores, entre la tierra y la atmósfera. Este era el medio que prevalecía durante la Dispensación de la Conciencia. Aunque a la humanidad se le prohibió la entrada al huerto del Edén debido al pecado, no había gobierno instituido que castigara el pecado. El hombre estaba protegido aquí en la tierra y también de los dañinos rayos solares que acortan la vida. A la conclusión de la dispensación de la conciencia, el agua que estaba en la parte superior, en el firmamento, descendió ocasionando el diluvio.
 
El tercer día
La tierra seca quedó al descubierto y la aparición de la tierra después del diluvio señaló el principio de la tercera dispensación, el Gobierno Humano. A su conclusión, la masa terráquea se dividió en pedazos y la raza humana fue esparcida sobre la faz de la tierra.

El cuarto día
En el cuarto día Dios hizo el Sol, la Luna y las estrellas. En la cuarta Dispensación de la Ley, Dios llamó a una nación a la que escogió para que fuera la administradora de su Palabra a través de los profetas y su ley. Así Israel podría llegar a la posición de traerle el Salvador al mundo y restaurar el reino de los cielos en este planeta rebelde. En Apocalipsis 12, 1, Israel es descrito así: "Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas". Dios también hizo el Sol, la Luna y las estrellas como señales proféticas. Los escritores de las profecías de la Biblia eran israelitas, de hecho, todos los autores humanos de la Biblia eran israelitas, con la posible excepción de Lucas.
 
El quinto día
En este día Dios hizo los peces y las aves. Cinco es el número de la gracia y el quinto día tipifica la Dispensación de la Gracia. Al nacimiento de Jesús quien vino para traerle a la humanidad la salvación de Dios por gracia, el Sol pasó a la constelación de Piscis, cuya señal es el pEz Los primeros cristianos usaban esta señal para propósitos de identificación. En el capítulo 6 de Juan está registrado que Jesús multiplicó cinco panes y dos peces y con ellos alimentó a 5.000 personas. La creación de las aves que vuelan en medio de los cielos, tal vez represente el llamado en este mundo de un pueblo para Cristo que habite en los lugares celestiales con él. Este llamado está teniendo lugar durante esta dispensación de la gracia. El Sol ahora está pasando de Piscis, el pez, al signo de Acuario, lo cual es otra indicación de que la dispensación de la gracia está próxima a concluir y que el retorno del Señor Jesucristo está cerca.
 
El sexto día
En el sexto día Dios creó las demás criaturas, incluyendo animales salvajes y domésticos, insectos y todas las otras formas de vida del reino animal. Finalmente, Dios hizo al hombre. Seis es el número del hombre, así lo declara Apocalipsis 13,18: "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis". En todas las formas de vida creadas por Dios en el sexto día, también encontramos un patrón matemático Este patrón de 3 y 6 se encuentra en los insectos. Consideremos por ejemplo la abeja:
 
- La abeja obrera llega a su madurez a los 21 días, 7 veces 3.

- Trabaja durante 3 días después de salir de la celdilla.

- El zángano alcanza su madurez en 24 días, 8 veces 3.

- El cuerpo de la abeja está dividido en 3 partes: Cabeza y dos estómagos.

- La abeja tiene 3 ocelos u ojos simples, en triángulo en la parte superior de la cabeza.

- Los ojos compuestos están formados de aproximadamente 3.000 ocelos, 1.000 veces 3.

- La reina va depositando en cada celdilla un huevo alargado y se calcula que diariamente pone unos 3.000 huevos, 1.000 veces 3.

- Cada ojo tiene 6 lados, 2 veces 3.

- Su perfecta organización social está dividida en 3 clases: La reina, las obreras y los zánganos.

- Como todos los insectos, la abeja tiene 6 patas, 2 veces 3.

- El huevo de la reina es incubado por 3 días.

- Se le alimenta en 9 días, 3 veces 3.

- Alcanza la madurez en 15 días, 5 veces 3.
 
El reino animal reintroduce el número 7. El período de gestación de algunos animales es como sigue:

- El del ratón es 21 días, 3 veces 7.

- El del conejo y la rata 28 días, 4 veces 7.

- El del gato es 56 días, 8 veces 7.

- El perro 63 días, 9 veces 7.

- El león 98 días, 14 veces 7.

- La oveja 147 días, 21 veces 7.

- La gallina incuba sus huevos en 21 días, 3 veces 7.

- Los patos en 42 días, 6 veces 7.

- El período de gestación del ser humano es 280 días, 40 veces 7.
 
El sexto día de la creación, como ya dijera, representa el día del hombre, porque 6 es el número del hombre. El día del hombre será un período de 7.000 años, pero a la conclusión de 6.000 años, la humanidad adorará a un hombre que portará el número del hombre, el 666. Después de eso llegará el día del Señor, representado por el séptimo día, será un tiempo de reposo de la guerra, el hambre, los crímenes, las enfermedades y el dolor. A través de toda la Biblia, Dios promete a la humanidad este día dispensacional de reposo.
Según el libro Números en la Escritura, existe evidencia médica de que el pulso del hombre late más lento en el séptimo día que en los seis días previos. De ser esto cierto, ésta es una señal de Dios, que el hombre debe tomar un día para recordar a su Creador y esperar con interés ese día celestial de reposo para todos los que están en Jesucristo.
 
En la actualidad hay multitud de personas que hacen mofa en seminarios y púlpitos porque contienden que el relato de la creación consignado en el libro de Génesis es un mito, un cuento inventado por los antiguos para explicarles a sus hijos el origen del mundo. Y me pregunto: ¿Qué inventor de un mito iba a ponerse en el trabajo de diseñar un patrón matemático tan intrincado y complicado para entretejerlo en el relato de la creación registrado en la Biblia e imprimirlo además, en forma indeleble en todas las cosas creadas? No hay forma posible de que el relato del Génesis pueda ser un mito. Todo tuvo que haber ocurrido tal como Moisés lo registró en los 3 primeros capítulos del GénesIs Dios es indudablemente el Experto en Matemática del universo.
 
Dios, el maestro supremo de la política 
Como dijera al iniciar este estudio, la Biblia establece las bases de las matemáticas, desde Génesis hasta ApocalipsIs La estructura numérica de la Biblia prueba que no se trata de un simple libro escrito hace cientos de años por diferentes autores, sino que declara que su autor es el propio Dios, quien a través de su Santo Espíritu le reveló a cada autor lo que debía escribir.
 
Uno de los estudios más interesantes relacionados con la estructura de la Escritura es que de acuerdo con los valores numéricos en hebreo y griego, cada letra, palabra, frase o pasaje tiene un valor numérico definido o suma. Los hebreos y los griegos no usaban cifras como el 1, 2 ó 3 para citar los números, sino que empleaban las letras del alfabeto. En hebreo y griego, por ejemplo, si se deseaba escribir 1, se anotaba la primera letra del alfabeto, si era 2, la segunda y así sucesivamente. Cada letra del alfabeto podía ser usada alternativamente como letra o como número.
 
Debido a que cada letra tenía un valor numérico, cada palabra, frase u oración tenía un valor numérico total. Esta suma se obtenía añadiendo los valores de cada una de las letras en la palabra, frase u oración en particular. La palabra más importante en la Biblia es el nombre de Jesús. En griego Jesús se deletrea I-E-S-O-U-S y su valor es como sigue: 
                                             
                                                                      I = 10
                                                                     E = 8
                                                                     S = 200
                                                                     O = 70
                                                                     U = 400
                                                                     S = 200
                                                                           888
Cada número de la Escritura es importante, de otra manera no se encontraría allí, ya que cada palabra, jota y tilde que se encuentra en los textos originales, fueron inspiradas por Dios. Por otra parte, cuando leemos el libro de Apocalipsis descubrimos que el número de Satanás o del Anticristo es 666, por lo tanto, el número del Señor Jesucristo debe encerrar un significado aún mucho más profundo.
 
Ahora consideremos el patrón numérico del primer versículo de la Biblia. A continuación examinaremos las palabras Dios, cielos y tierra, los 3 sustantivos más importantes que figuran en este primer versículo de Génesis, de los cuales uno es sujeto y los otros 2 complementos. Los valores numéricos de estas palabras son respectivamente: 86, 395 y 296 y si los sumamos totalizan exactamente 777, 111 veces 7. Si se cambiara cualquiera de estas palabras se alteraría inmediatamente el patrón numérico El valor de la palabra creó de este versículo es 203, 29 veces 7.
 
En los primeros 17 versículos del capitulo 1 del Evangelio de Mateo en los que figura la genealogía de Jesús, encontramos también un patrón matemático maravilloso. El valor numérico de todas las palabras en griego que componen los 17 versículos suman 42.364, o lo que es lo mismo 6.052 veces 7. Nuevamente observamos que si se cambiara una sola palabra se alteraría de inmediato el patrón numérico trazado en ellos.
 
Asimismo todas las palabras registradas en Mateo 1,18-25 concernientes al recuento del nacimiento del Señor Jesucristo, suman 77, pero lo más asombroso es descubrir que el valor numérico de esas 77 palabras es exactamente 51.247, 7.321 veces 7. Si variáramos o suprimiéramos cualquier palabra de estos versículos se trastornaría este patrón. El ángel que le habló a José expresó 28 palabras y la suma del valor de estas letras es 21.042, 3.006 veces 7. Asimismo en el capítulo 2 de Mateo en donde figura el recuento de la infancia del Señor Jesucristo, el número total de palabras que se usaron fue 161, 23 veces 7 y la suma total de esas palabras es 123.529, 17.647 veces 7.
 
También encontramos trazado un patrón numérico en los nombres de esos santos hombres que registraron la palabra de Dios, tal como les fue revelada. Los autores del Antiguo Testamento fueron 21, 3 veces 7. El valor numérico de esos 21 nombres hebreos, suma exactamente 3.808, 544 veces 7. De esos 21 escritores, 7 son mencionados en el Nuevo Testamento y el valor numérico de sus nombres es 1.554, 222 veces 7.
 
El nombre de David figura en casi todos los libros del Antiguo Testamento, está citado 147 veces, 21 veces 7. El nombre de Moisés aparece en la Escritura 847 veces, 121 veces 7 y el del profeta Jeremías 147, 21 veces 7, en 7 libros del Antiguo Testamento.
 
Desde el punto de vista humano este intrincado y complicado patrón numérico sólo pudo originarse de dos maneras posibles, o es el resultado de una coincidencia increíble o fue trazado, determinado y calculado por cada uno de los autores de los libros de la Biblia. Sin embargo, esta última alternativa es imposible, porque en primera instancia los escritores de la Biblia vivieron en siglos diferentes y segundo, que cada uno habría necesitado de sofisticadas computadoras para poder computar y conservar este patrón numériCo La respuesta obvia es que Dios instruyó a los escritores del Antiguo y Nuevo Testamentos a través de su Santo Espíritu, ordenándoles lo que debían escribir. Esos miles de complicados patrones matemáticos sólo pudieron haber sido trazados por el Maestro Supremo de las matemáticas, por Dios mismo.
 
Sin duda habrán algunos escépticos que dirán que todo es producto de la casualidad o que tal vez estoy acomodando las cifras, pero consideremos las posibilidades en contra y a favor de que los patrones matemáticos trazados en Génesis 1,1 y Mateo 1,1-17, hubieran ocurrido por accidente. Sólo hay un número entre 7 que es múltiplo de 7, o sea que los otros 6 números no pueden ser 7, por lo tanto la probabilidad de que aparezca un 7, es de una entre 7. Según la ley de las probabilidades, la posibilidad de que 2 números sean múltiplos de 7, es de una en 7 veces 7, o sea una entre 49. La posibilidad de que 4 números sean múltiplos de 7, es de una en 2.401. Ahora si consideramos 10 números como múltiplos de 7, las posibilidades serían de una en 282.475.249. La posibilidad de que 24 factores sean múltiplos de 7, sería de una en 199 quintillones, 581.000 billones, 380.536 millones, 414.401. Hay miles de pasajes en la Biblia en los que encontramos más de 100 patrones numéricos en la estructura de un texto. Calcular la probabilidad de que esto ocurra por accidente abrumaría de trabajo incluso hasta la computadora más sofisticada de este siglo XXI.
 
Supóngase que lleva en los brazos un talego con 24 naranjas y que súbitamente se le cae al suelo mientras se encuentra en la cocina. Cuando las naranjas dejan de rodar por el suelo usted descubre que se hallan acomodadas en 4 hileras de 6 naranjas cada una, perfectamente simétricas y equidistantes. Las probabilidades de que tal cosa pueda ocurrir son astronómicas, iguales a las de encontrar 24 pasajes en la Escritura cuyo valor numérico sea divisible por 7.
 
Seres humanos sencillos como Mateo, Marcos, Lucas o Juan habrían necesitado de toda la vida para poder determinar, diseñar y escribir a propósito un solo capítulo que estableciera y conformara este patrón matemático El doctor D. B. Turney relata que trató de construir un pasaje que exhibiera esta misma característica numérica y concluyó diciendo: «Le di valores numéricos a las letras del alfabeto inglés y traté de redactar un pasaje que se ajustara a este patrón, es decir, que cada sección fuese múltiplo de 7, me valí de todos los recursos de la aritmografía bíblica, sin permitir, claro está, que el pasaje careciera de sentido. Después de trabajar por varios días no pude lograrlo. Sin embargo, esta característica se cumple en cada uno de los miles de pasajes bíblicos, sin el más mínimo esfuerzo visible».
 
Estos diseños fenomenales no sólo están confinados al texto de pasajes individuales de la Biblia, sino que porciones separadas de la Escritura están entrelazadas en patrones perfectos e intrincados. Esas palabras especiales que aparecen en algunos libros de la Biblia forman también una asombrosa cadena de diseños colmada de infinidad de características numéricas. Por ejemplo el diseño numérico de los nombres de los escritores de la Biblia se extiende a través de toda la Escritura. El descubrimiento de tal cadena de vocablos requiere una búsqueda cuidadosa, palabra por palabra en todos los 66 libros de la Biblia.
 
Por ejemplo el doble diseño de 7 en el nombre de Moisés no pudo haber sido planeado por los escritores de la Biblia. Nuevamente es importante recordar que esos autores no vivieron en la misma época, sino que la existencia de todos estuvo comprendida en un período de 1.600 años y que incluso sólo unos pocos tuvieron la oportunidad de conocer a otros. Además se trataba de personas de diferentes estratos sociales y culturales, algunos carecían por completo de instrucción y otros sólo tenían muy poca. ¿Cómo pudo saber el apóstol Juan, quien viviera 1.500 años después de Moisés, que sólo tenía que mencionar el nombre de Moisés una vez en el libro de Apocalipsis para cumplir el diseño numérico perfecto trazado en él a través de toda la Biblia?
 
Este únicamente es un ejemplo entre las miles de cadenas de complicados diseños que se encuentran en cada pasaje de la Biblia. Cada una de las palabras de la Escritura está asociada o conectada a un patrón continuo, y todos esos intrincados diseños matemáticos forman el más grandioso de los planes. La verdad más maravillosa de todo esto es que el patrón numérico de las Escrituras demuestra que el Antiguo Testamento está unido con el Nuevo, lo cual debería ser prueba suficiente para que los judíos aceptasen que el Nuevo Testamento es el cumplimiento del Antiguo y que el Señor Jesucristo es en hechos y palabras el Mesías prometido por Moisés, Daniel y todos los profetas del Antiguo Testamento.
 
Las mentes de los hombres más inteligentes que han vivido sobre la faz de la tierra serían incapaces de trazar este sublime patrón matemático Ningún ser humano es capaz de concebir los medios para unir por completo, en un todo, la Palabra de Dios. Esto sólo pudo hacerlo su autor, Dios mismo, la Inteligencia Suprema del universo. El número de palabras que aparecen en el Evangelio de Mateo y que no figuran en los otros 26 libros del Nuevo Testamento, revelan patrones matemáticos tan profundos que nos asombra hasta hacernos estremecer con temor reverente. Pero... ¿Cómo pudo saber Mateo el número exacto de palabras que tenía que escribir para completar este patrón? Para que Mateo por sí solo hubiera podido hacer esto habría necesitado tener consigo los otros libros del Nuevo Testamento, incluso esos que todavía no se habían escrito, las epístolas que redactara Pablo mientras estaba prisionero, las 3 epístolas de Juan y el libro de Apocalipsis.
 
La Biblia es completamente diferente a cualquier otro libro en el mundo, incluyendo El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, los escritos religiosos de los hindúes y budistas o cualquier otro libro la infalible estructura numérica de la Biblia demuestra que es el único libro en la tierra escrito por una inteligencia suprema, superior a la de cualquier hombre. La Biblia no es el trabajo de muchas personas, sino de una mente soberana. El diseño que exhibe en cada una de sus palabras es prueba absoluta de que toda ella es producto de un autor único, que cada palabra del Antiguo y Nuevo Testamentos fue escrita por la misma mente suprema que planeó todas las cosas desde la fundación del mundo: Dios el creador, aquel que dijera: "Sea la luz; y fue la luz" (Gn 1, 3).
 
De hecho, cualquier persona por muy escéptica que sea, si analiza todo esto con una mente abierta, tendrá que admitir honestamente, aunque no lo haga abiertamente, que la inteligencia que planeó y redactó la Biblia es divina, sobrenatural. Que tuvo que haber sido redactada por un diseñador supremo, por el Maestro Supremo de las matemáticas, por eso ella misma declara: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Tim 3,16-17).
 
La evidencia de hechos es tal, que no existe crítico que pueda hacerles frente exitosamente. La geometría demuestra por simple inspección que los dos ángulos de la base de un triángulo isósceles son iguales, es algo que no admite discusión. La inspiración de la Biblia está demostrada por medio de la precisión absoluta y matemática que encierra. Esta evidencia abrumadora hace añicos todos los argumentos de ateos y agnósticos. La Escritura, respaldada por este indiscutible diseño científico y matemático, proclama en términos claros y precisos, que Dios, el creador del universo envió al Señor Jesucristo, quien se engendró por obra del Espíritu Santo, en el vientre de una virgen para morir por los pecados de todos los que le aceptan y reciben como Señor y Salvador.
 
Patrones matemáticos en la Palabra de Dios
Ya hemos discutido acerca de los complicados e intrincados patrones numéricos trazados en los textos originales en hebreo y griego del Antiguo y Nuevo Testamentos. Esos diseños matemáticos que saturan la Escritura desde Génesis hasta Apocalipsis prueban que la Biblia no provino de la mente de simples seres humanos, sino que fue inspirada por Dios a través de su Santo Espíritu.
 
Unidad en el número uno
No existe desacuerdo entre los eruditos bíblicos respecto al significado del número 1, el que en forma clara indica UNIDAD. La unidad es una importante doctrina bíblica, simboliza la unidad de Dios. Representa lo que es único y está solo. Siendo el primer número, naturalmente significa principio. Así que el 1 en la Biblia simboliza unidad, soberanía, creación y principalmente a Dios, la primera persona de la trinidad; como dice la Escritura: "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos" (Ef 4,4-6).
 
Jesús también dijo: "Yo y el Padre uno somos" (Jn 10,30). Aquí vemos la unidad de la divinidad. Esta verdad una vez más está retratada en 1 Juan 5,7 en donde Juan dice: "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno". Jesús también oró con estas palabras: "Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno" (Jn 17,21-22).
 
Cuando Dios creó a Eva dijo: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y serán UNA sola carne" (Gn 2,24). Esta es la UNIÓN del hombre y la mujer en matrimonio.

"Oye, Israel: Yahvé nuestro Dios,
Yahvé UNO es" (Dt 6,4). Esta es la UNIÓN de la naturaleza divina. "Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son UNO" (1 Jn 5,7).
 
El Señor Jesucristo manifestó así su UNIÓN con el Padre: "Yo y el Padre UNO somos" (Jn 10,30).
 
En el capítulo 4 de su epístola a los Efesios el apóstol Pablo nos presenta las razones por las cuales los creyentes nacidos de nuevo debemos ser "Solícitos en guardar la UNIDAD del Espíritu en el vínculo de la paz; (porque sólo hay) UN cuerpo, y UN Espíritu... UN Señor, UNA fe, UN bautismo, UN Dios y Padre de todos, y por todos, y en todos" (Ef 4,3-6).
 
Dos: Unión, división, testimonio
El 2 en la Biblia es el número de la unión, de 2 convirtiéndose en uno. Esto también tiene el significado de división y testimonio. En medio de los peligros de la vida primitiva, en medio del miedo a las bestias salvajes o al ataque hostil de los enemigos delante de él, el hombre ganó el valor de la compañía. Dos eran más fuertes y más efectivos que 1. Fue así como el número 2 vino a representar la fortaleza, la confirmación, el valor redoblado y la energía.
 
Tiene gran significado simbólico el hecho de que Jesús enviara a sus discípulos de 2 en 2. Lo hizo porque 2 testigos confirmaban la verdad y su testimonio: "Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos..." (Mc 6,7).
 
Hay fortalecimiento en la unión del matrimonio: "Y de la costilla que Yahvé Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre... Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Gn 2,22-24).
 
En las Escrituras, el número 2 también implica división. En el segundo día de la creación Dios hizo el firmamento y separó ("dividió" en el texto original) "las aguas de las aguas... Y llamó Dios a la expansión Cielos" (Gn 1,6-8).
 
En el cuarto día (4 es múltiplo de 2), Dios hizo "las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche..." (Gn 1,16) y dividió el día de la noche.
 
En el capítulo 2 de Génesis, Dios formó a Eva de una costilla de Adán, dividió a Adán en 2: "Entonces el Señor Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Yahvé Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre" (Gn 2,21-22).
 
En Éxodo, el segundo libro de la Biblia, Israel fue separado o como dice el texto original dividido de Egipto.
 
Dice Amós 3,3: ¿Andarán dos juntos, si no estuvieran de acuerdo? Y Génesis 10,25 dice: "Y a Heber le nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida (dividida en el texto hebreo) la tierra..." 
En el capítulo 19 de Génesis está registrado que dos ángeles apartaron a Lot de Sodoma: "Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo" (Gn 19,1).
 
El Señor Jesucristo manifestó: "Ninguno puede servir a dos señores... No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mt 6,24). Dios y la avaricia están separados, divididos entre sí.
 
Cristo es el mediador entre Dios y los hombres: "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Heb 9,24).
 
Cuando el Señor Jesucristo entró en el cielo ... "el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo..." (Mt 27,51).
 
A su primera venida el Señor Jesucristo hizo que los judíos se dividieran y "Hubo disensión" (o división) "a causa de él" (Jn 7,43; 10,19).
 
Cuando Cristo venga por segunda vez ... "repartirá" (o dividirá) "despojos con los fuertes..." (Is 53,12) y el Señor bendecirá a Israel y recibirán "...doble honra..." (Is 61,7; 40,2).
 
El número 2 asimismo expresa testimonio: "Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra" (Mt 18,16).
 
Dos ángeles fueron testigos de la resurrección y ascensión de nuestro Señor: "Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.  Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea" (Lc 24,2-6).
 
Fueron 2 los testigos antes del diluvio: Enoc y Noé. También fueron 2 los testigos en el desierto: Moisés y Aarón. Fueron asimismo 2 los que llevaron buen testimonio entre los espías: Caleb y Josué.
 
El capitulo 11 de Apocalipsis dice: "Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra" (Ap 11,4).
 
Tres: Divinidad, resurrección 
Algunos números en la Biblia tienen significados primarios y secundarios. El número 3, por ejemplo, tiene una importancia primaria porque simboliza la Divinidad, la Deidad de Dios, Dios como el principio de todas las cosas, mientras que su significado secundario es la resurrección. Pero nombremos primero esos ejemplos que conciernen con la divinidad de Dios.
 
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).
 
Hay 3 personas en la Trinidad: "Porque TRES son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo..." (1 Jn 5,7).
 
"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén" (2 Co 13,14).

"Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mt 3,16-17). Estos versículos destacan 3 cosas de importancia:
  • El bautismo del Señor Jesucristo;
  • El Espíritu de Dios descendió sobre él como paloma y
  • Dios el Padre habló desde los cielos.
Este patrón divino del 3 también aparece en muchas escrituras del Antiguo Testamento. Por ejemplo en Ezequiel 6,3, el nombre de Yahvé está citado 2 veces, luego en el versículo 7 figura 1 vez completando un patrón de 3: "Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra de Yahvé el Señor: Así ha dicho Yahvé el Señor... y sabréis que yo soy Yahvé."

Notar las 3 veces que figura el nombre de Dios en Oseas 13,4. "Mas yo soy
Yahvé tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí."

"Confiad en
Yahvé perpetuamente, porque en Yahvé el Señor está la fortaleza de los siglos" (Is 26,4)

"Oye, Israel:
Yahvé nuestro Dios, Yahvé uno es" (Dt 6,4). Observe también que en los versículos 3, 4 y 5 de este mismo capítulo de Deuteronomio está mencionado 3 veces el nombre de Jehová: "Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Yahvé el Dios de tus padres. Oye, Israel: Yahvé nuestro Dios, Yahvé uno es. Y amarás a Yahvé tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas." De acuerdo con las Escrituras, 3 es el número que representa la divinidad.
 
Ahora nombremos algunos ejemplos en donde el 3 tiene que ver con la resurrección:
 
El evangelio de gracia del Señor Jesucristo dado en 1 Corintios 15,3-4 es:
  • ...Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
  • y... fue sepultado,
  • Y... resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. 
 En Lucas 13,32 el Señor Jesucristo les dijo a los fariseos que le informaran a Herodes:

  • He aquí, echo fuera demonios
  • Y hago curaciones hoy y mañana,
  • Y al tercer día termino mi obra (es decir que resucitaría al tercer día).

Durante su ministerio terrenal el Señor Jesucristo resucitó a 3 personas de la muerte: al hijo de la viuda, a la hija de Jairo y a Lázaro.
 
Según Oseas 6,2 Israel resucitará al tercer día: "Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará..."
 
Lo que hace más especial al número 3 es que sus dos significados convergen en la persona del Señor Jesucristo, en su divinidad y su resurrección ocurrida el tercer día.
 
"Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches" (Mt 12:40).
 
"...Dios el Padre (la cabeza de la divinidad) lo resucitó de los muertos (Gá 1,1).
 
Pero Cristo Jesús también se levantó a sí mismo: Respondió Jesús y les dijo: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré... Mas él hablaba del templo de su cuerpo" (Jn 2,19-21).

Por último el Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad también le resucitó: "...El Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús..." (Ro 8,11).
 
En el Señor Jesucristo ... "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col 2,9).
¡De qué forma asombrosa, Dios el maestro supremo de las matemáticas, el autor de los números nos enseña las maravillas de sus obras!
 
Cuando el hombre salía fuera de su hogar y observaba el cielo y al medio que lo rodeaba, no tenía idea alguna del mundo moderno tal como lo conocemos hoy. Todavía Copérnico no había abierto sus ojos al vasto significado del universo. Para la humanidad el mundo era una gran superficie plana con:
 
- 4 puntos cardinales: norte, sur, este y oeste.

- 4 estaciones: verano, otoño, invierno y primavera.

- 4 elementos primarios de la naturaleza: tierra, aire, agua y fuego.

- 4 divisiones en el día: mañana, mediodía, tarde y noche.

- 4 fases lunares: llena, cuarto creciente, cuarto menguante y nueva.

- 4 reinos: mineral, vegetal, animal y espiritual.
 
El ministerio terrenal del Señor Jesucristo está registrado en 4 evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
 
En el capitulo 2 de Daniel están descritos los 4 imperios mundiales más importantes de la historia: Babilonia, Medo Persia, Grecia y Roma.
 
Apocalipsis 7,1 menciona los 4 “ángulos de la tierra” y los 4 “vientos”,los cuales también están citados en Daniel 7,2; Mateo 24,31; Zacarías 2,6; 6,1-5 y Ezequiel 37,8-10.
 
Apocalipsis 5,9 dice que al final serán redimidos 4 grupos de personas:
  • “de todo linaje,
  • lengua,
  • pueblo
  • y nación”.

Marcos 7,4 enumera 4 utensilios relacionados con la tradición de los antiguos judíos quienes profesaban una religión de hombres, mundana. Allí se cita:
  • “los vasos de beber,
  • jarros,
  • utensilios de metal y
  • los lechos”.

La religión del mundo, de los hombres, está basada en obras. En Romanos 11,6, las “obras” están mencionadas 4 veces en oposición a la  “gracia”.

La cuarta vez que se alude al “Verbo” en el evangelio de Juan, fue cuando vino a este mundo y “habitó entre nosotros” (Jn 1,14).

El 4 entonces, es el número del mundo y se encuentra mencionado 305 veces en la Escritura.
 
Cinco: Gracia y muerte 
Tal vez nuestro sistema decimal se derivó del estudio del cuerpo del hombre. El hombre en el principio observó sus manos y sus pies y los cinco dedos en cada una de sus extremidades. Hubo una época cruel en que había muchos hombres lisiados y tullidos a consecuencia de las guerras, las enfermedades y los accidentes.
 
La persona perfecta y sana era ese que tenía todos sus miembros intactos. Cuando un hombre con sus 5 sentidos miraba sus pies y veía los 5 dedos en cada extremidad y los 5 dedos en cada una de sus manos, reconocía la bondad y gracia de Dios.
 
Fue así como el 5 llegó a ser conocido como el número de gracia. El otro significado de este número es el de muerte, porque es por medio la muerte expiatoria de Cristo, por la cual obtenemos redención. ¡Alabado sea Dios por su gracia al redimirnos del pecado y la muerte!
 
La gracia está mencionada 5 veces en Romanos 11,5-6 en oposición a las obras, las que sin gracia son sinónimo de muerte: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra”.
 
La quinta vez que Noé es mencionado en las Escrituras fue cuando “halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gn 6,8).
 
1 Pedro 1:1 menciona 5 regiones: “Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” e inmediatamente después, en el siguiente versículo dice que su oración es para que la “gracia y paz” sean multiplicadas en esos lugares.
 
El Señor Jesucristo está “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14) y por su gracia somos salvos.
 
En Isaías 9,6 al Señor se le dan 5 nombres:
  • “Admirable,
  • Consejero,
  • Dios Fuerte,

  • Padre Eterno,
  • Príncipe de Paz”.

La ceremonia judía de la purificación, involucraba 4 cosas como semblanza de lo que era, una religión del mundo. Sabemos por la Escritura que “... por las obras de la ley ningún ser humano será justificado...” (Ro 3,20), mientras que la limpieza que nos proporciona el Señor Jesucristo involucra 5 cosas como símbolo de su gracia. La purificación de acuerdo con la ley, se hacía con:
  • “La sangre de los toros y
  • los machos cabríos, y
  • las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación
  • de la carne” (es decir, la limpieza corporal que se exigía de acuerdo con la ley que representaba una religión terrenal de OBRAS).
  • Mientras que la salvación por gracia se logra por medio de:
  • “La sangre de Cristo,
  • el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
  • limpiará vuestras conciencias
  • de obras muertas
  • para que sirváis al Dios vivo” (Heb 9,13-14).

¡La GRACIA y las OBRAS contrastan nuevamente!
La quinta vez que se menciona el nombre de Rut en las Escrituras es cuando ella va a espigar al campo de Booz, para tratar “de hallar gracia” ante sus ojos (Rut 2,2).

La quinta vez que aparece el nombre de Booz en la Biblia, es cuando Rut le dice: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?” (Rut 2,10). 

“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Ro 5,10). Notemos que esto se cumple además, tanto en el número del capítulo, que es 5, y en el del versículo 10, que es múltiplo de 5.
 
En el versículo 15, de Romanos 5, que también es múltiplo de 5, el apóstol añade que por la muerte del Señor Jesucristo “... abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo”.
 
El Señor Jesucristo recibió 5 heridas, 2 en sus manos, 2 en sus pies y una en su costado, y murió para que recibiésemos su gracia. En él mora la plenitud corporal del Padre y resucitó el tercer día en virtud del poder de la divina trinidad.
 
Mayday es una palabra inglesa usada como señal radio telegráfica internacional por las embarcaciones y aviones en peligro para pedir socorro Mayday significa muerte y se deriva de la palabra francesa m’aidez Sus 3 primeras letras M-A-Y, significan en inglés mayo, el quinto mes del año. En las Escrituras el número 5 también es sinónimo de muerte.
David “escogió cinco piedras lisas del arroyo” y tomando una de ellas la tiró contra Goliat y le dio muerte (1 Sam 17,40).
 
2 Samuel 2,23 relata que Abner le dio muerte a Asael hiriéndole con una lanza en la quinta costilla: “Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían”.
 
De acuerdo con 1 Tesalonicenses 4,13; soñar en la Biblia es sinónimo de morir: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”. Notemos también que tanto sueño como morir y finar tienen 5 letras.
 
Tanto Adán como el Señor Jesucristo fueron abiertos en el costado porque dice esta Escritura: “Entonces Yahvé Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas (¿la quinta tal vez?) ... e hizo una mujer...” (Gn 2,21-22). 

Y leemos en Juan 19,34 que al Señor Jesucristo “... uno de los soldados le abrió el costado con una lanza...” Adán sufrió la herida por Eva, su esposa, y Cristo para redimir a su iglesia, la cual también es llamada la esposa de Cristo en Efesios 5,25. Ésta, asimismo, fue la quinta herida que recibiera el Señor Jesucristo. ¡Qué patrón numérico tan maravilloso se halla trazado en la palabra de Dios!
 
La muerte de Adán, el primer hombre, está registrada en Génesis 5,5, allí leemos: “Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió”. Dice Proverbios 5,5: “Sus pies descienden a la MUERTE...” y Hechos 5,5: “Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró (o murió)”.

El altar de sacrificio sobre el que se daba muerte a los animales tenía “... cinco codos de longitud, y cinco codos de anchura” (Ex 27,1).
 
De acuerdo con Lucas 7,22 durante su ministerio el Señor Jesucristo:
  • Hizo que los ciegos vieran,
  • que los cojos andarán,
  • limpió los leprosos,
  • los sordos oyeron,
  • levantó a los muertos (note que el punto quinto citado, es que levantó a los muertos) y
  • anunció el evangelio a los pobres.

Antes de su caída “Lucifer”, el portador de la luz, era el quinto querubín (Ezequiel 28,14; 1,10; 10,14; Apocalipsis 4,6-8).
 
El diablo era alguien que estaba enfrente del trono de Dios, pero cuando expresó estas 5 cosas:
  • “Subiré al cielo;
  • en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
  • y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
  • sobre las alturas de las nubes subiré, y
  • seré semejante al Altísimo” (Is 14,13-14), perdió su nombre L-U-C-I-F-E-R de siete letras para convertirse en S-A-T-A-N, con 5 letras.

Todas estas palabras relacionadas con la muerte tienen 5 letras: dormir, sueño, tumba, óbito, satán, finar, parca, huesa.

Cuando se abra el quinto sello aparecerán “... las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios...” (Ap 6,9).

El capítulo 5 de Levítico menciona 5 ofrendas por la expiación del pecado:
  • “Una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra.
  • Dos tórtolas o dos palominos.
  • La décima parte de un efa de flor de harina.
  • Un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a su estimación en siclos de plata.
  • Un carnero sin defecto de los rebaños”.

La quinta cosa que le ocurrió al Señor Jesucristo fue su muerte:
 
  • “Herido fue por nuestras rebeliones,
  • molido por nuestros pecados;
  • el castigo de nuestra paz fue sobre él...
  • Cargó en él el pecado de todos nosotros.
  • Como Cordero fue llevado al MATADERO” (Is 53,5-7).

En Hebreos 6,1-2 el apóstol Pablo menciona 6 doctrinas elementales que practicaban los judíos recién convertidos al cristianismo:
  • “Arrepentimiento de obras muertas,
  • fe en Dios,
  • bautismo,
  • imposición de manos,
  • resurrección de los MUERTOS (notese nuevamente que la resurrección de los muertos ocupa el quinto lugar) y
  • el juicio eterno”.

El Señor Jesucristo de quien proviene toda gracia, cumplió con estos 2 significados del número 5. Murió en la cruz y vertió su sangre reconciliándonos con Dios para que fuésemos salvos.
 
Seis: La debilidad del hombre, la maldad de Satanás
En la Biblia este número usualmente tiene un significado diabólico, simboliza la manifestación del pecado. Para los judíos el número 6 tenía un significado siniestro Como 7 era el número sagrado, el 6, al ser menor, simboliza la imperfección.
 
El hombre fue creado el sexto día: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó... Y fue la tarde y la mañana el día sexto” (Gn 1,27-31).
 
Dice Apocalipsis 13,18, que “... el número de la bestia... es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.
 
La Biblia tiene 66 libros y aunque fue inspirada por Dios sus autores físicos fueron hombres.
 
En el capítulo 6 de Génesis está registrado que “... se arrepintió Yahvé de haber hecho hombre en la tierra...” (Gn 6,6).
 
Estos son los 6 hechos interesantes acerca del libro de Josué:

Es el sexto de la Biblia.
 
El primer libro que tiene nombre de hombre.
 
El nombre de Josué en el hebreo original es Y-E-S-H-U-A y tiene 6 letras.
 
Tiene 24 capítulos, es decir, 4 veces 6.

El capítulo 6 menciona la palabra hombre 6 veces.

En el relato consignado en el capítulo 6, versículo 14, antes que se desplomaran los muros de la ciudad de Jericó, el pueblo de Israel marchó durante 6 días alrededor de la ciudad.
 
En Daniel 3,1-30, Nabucodonosor, un tipo de esos que buscan divinizar al hombre, erigió una estatua de oro, semblanza de sí mismo, y le ordenó a todos que adoraran la imagen bajo pena de muerte si no lo hacían: “El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos...” (Dn. 3,1).
 
El número 6 también está asociado con la influencia de Satanás sobre el hombre. El sexto carácter en la Biblia es Satanás:

- 3 Trinidad

- 4 Adán

- 5 Eva

- 6 Satanás

Vemos entonces que el 6 representa la debilidad del hombre y los hechos diabólicos de Satanás. Esto es verídico a través de la Palabra de Dios. El 6 está mencionado 199 veces en la Biblia.
 
Siete, el número perfecto
Cuando el hombre comenzó a analizar y a combinar números, desarrolló otros símbolos interesantes. Tomó el número del mundo perfecto, el 4, y le añadió el número divino perfecto, el 3, fue así como obtuvo el 7. Aquí vemos a la tierra representada por el número 4 coronada por el cielo, el 3. Es así como tenemos el número de la perfección espiritual de lo completo. Hay:

- 7 notas en la escala musical: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si.

- 7 colores en el espectro: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

- 7 días en la semana: domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado.

En el libro de Apocalipsis se mencionan:

- 7 iglesias,

- 7 sellos,

- 7 trompetas,

- 7 copas,

- 7 personajes en el capítulo 12: La mujer, que es Israel; Satanás, Cristo, el arcángel, el remanente judío, la bestia que sube del mar y la bestia que sube de la tierra.
 
En Apocalipsis se menciona al “Cordero”, el Señor Jesucristo, 28 veces, 4 veces 7.
Hay 7 palabras en mayúsculas en Apocalipsis 19,16: “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”.

Hay 7 milagros en el evangelio de Juan:
  • El milagro de las bodas de Caná en donde Jesús transformó el agua en vino.
  • La curación del hijo de un noble.
  • La curación del paralítico.
  • La alimentación de cinco mil.
  • Cuando Jesús caminó sobre el agua.
  • La curación del ciego de nacimiento.
  • La resurrección de Lázaro.

Hay 7 dispensaciones:
  • De la inocencia.
  • De la conciencia.
  • Del gobierno humano.
  • De los patriarcas o la promesa.
  • De la ley.
  • De la gracia.
  • Del reino o del milenio.

Ocho es el número que denota un nuevo principio, un nuevo orden de cosas. La octava nota musical inicia una nueva escala y el octavo día una nueva semana.
 
En el diluvio 8 personas fueron salvas de las aguas e iniciaron una nueva familia que repobló la tierra: "... en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua" (1 Pe 3,20).
 
La octava dispensación traerá "un cielo nuevo y una tierra nueva" (Ap 21,1).
 
Según Marcos 10,30 cuando se deja:  
  • casa,
  • hermanos o hermanas,
  • padre,
  • madre,
  • mujer,
  • hijos y
  • tierras por seguir al Señor Jesucristo, la octava cosa que se recibe es vida eterna.

En Marcos 13,6-8, ocho eventos marcan el principio de dolores.
 
El capítulo 1 del libro primero de Reyes brinda parte del recuento de la historia del pueblo de Israel mientras eran gobernados por el rey Salomón, cuando se edificó el templo y la gloria de Yahvé llenaba ese lugar. Los enemigos de Israel habían sido vencidos e Israel moraba en paz. Esto es semblanza del cielo nuevo y una tierra nueva, porque significó un nuevo principio para Israel. Note que el versículo 66 del capítulo 8, dice que el "... octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos..."
 
Israel observaba 7 fiestas solemnes. La séptima, la de los tabernáculos, tiene un gran significado profético porque es semblanza del reinado milenial del Señor Jesucristo. El octavo día que seguía a esa celebración era el sábado. Note lo que dice Levítico 23,39: "... el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo". Este octavo día es una semblanza del cielo nuevo y una tierra nueva que creará Dios después del milenio."
 
Por sus nueve frutos los conoceréis
El número 9 habla de finalidad o integridad divina del Señor. De manera significativa es 3 veces 3. El Señor Jesucristo dijo: "Por sus frutos los conoceréis..." Y los frutos del Espíritu son 9.

Gálatas 5,22-23 enumera así los frutos del Espíritu:
  • "Amor,
  • gozo,
  • paz,
  • paciencia,

  • benignidad,
  • bondad,
  • fe,
  • mansedumbre,
  • templanza..."

Si sumamos los números correspondientes a los versículos 22 y 23 de Gálatas nos dará 9, porque 2 + 2 + 2 + 3 = 9
 
Si en lugar de esto se suman los números de los 2 versículos, 22 + 23 = 45, cuarenta y cinco es múltiplo de 9. Gálatas es el noveno libro del Nuevo Testamento.
 
Abraham tenía 99 años y Sara 90 cuando se les apareció el ángel y les dio la promesa de que tendrían un hijo, Isaac, su primer fruto: "Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Yahvé y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto... Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?" (Gn 17,1-17).
 
Los gentiles representados por el diez 
El significado primario del 10 está relacionado con los gentiles, el segundo denota testimonio.
 
El capítulo 10 de Génesis brinda la lista de las naciones, el versículo 10 menciona el primer reino gentil de la tierra, cuyo principio fue Babel: "Y fue el comienzo de su reino Babel..." (Gn 10,10).
 
En el capítulo 10 del libro de Hechos, el apóstol Pedro le abre la puerta de la fe a los gentiles: "Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas" (Hch 10,34).
 
El capítulo 2 de Daniel describe a un imperio gentil representado por los 10 dedos de una imagen: "Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido..." (Dn. 2,41).
 
Este imperio también está representado así en Apocalipsis 13,1: "Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos..."
 
El decálogo, los diez mandamientos, son llamados en Isaías 8,20 y Deuteronomio 6,20 "el testimonio".
 
Juicio en el número once
Once es un número que denota juicio.
 
Fueron 11 los juicios que ejecutó Dios contra el Faraón cuando se negaba a dejar salir al pueblo de Israel:
  • Las aguas del río se convirtieron en sangre,
  • subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto,
  • el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país,
  • una plaga de moscas,

  • plaga que exterminó el ganado, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas;
  • sarpullido y úlceras,
  • granizo,
  • un viento oriental sobre todo el país,
  • langostas,
  • muerte contra los primogénitos y
  • la victoria de Dios sobre los perseguidores egipcios ahogándolos con las aguas del mar Rojo.
El capítulo 11 de Génesis registra el juicio de la confusión de lenguas en la torre de Babel: "Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Yahvé el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra" (Gn 11,9).

"Canaán, hijo de Cam, quien en Génesis 9,25 fuera juzgado y maldecido por su padre tuvo once hijos" (Gn 10,15-18).
 
De acuerdo con Jeremías 52,5: "... estuvo sitiada la ciudad (Jerusalén) hasta el undécimo año del rey Sedequías".
 
El tabernáculo tenía como cubierta 11 cortinas de pelo de cabra, 5 cortinas unidas, aparte de las otras 6: "Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás" (Ex 26,7). Esto era una semblanza del juicio de Dios por nuestros pecados, los que recayeron en la persona de nuestro Señor Jesucristo, quien pagó tal precio para redimirnos. La semblanza es completa: 5 cortinas representaban la gracia, ya que el número 5 es símbolo de gracia; y las otras 6 al hombre pecador, porque 6 es el número del hombre, y sumadas entre sí dan 11, el número de juicio.
 
En 1 Reyes 11,11 Dios pronunció juicios contra el rey Salomón: "Y dijo Yahvé a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo".
 
El Señor Jesucristo manifestó en Juan 16,11 (note el número del versículo), que cuando viniera el Consolador convencería al mundo "...de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado".

Yahvé pronunció juicios en contra de Tiro en el "... undécimo año..." (Ez 26,1-8).
"...En el año undécimo..." Ezequiel recibió una profecía sobre los juicios que le  sobrevendrían a Egipto (Ez 30,20-21).

Hay 11 cosas asociadas con el juicio del gran trono blanco (Ap 20,11-15).
 
Doce para las doce tribus
El número 12 representa a la nación de Israel.
 
El capítulo 12 de Génesis relata el llamado de Dios al padre de la nación de Israel, cuando Dios le dijo a Abraham: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (Gn 12:1-3).

Fueron 12 los apóstoles para Israel: "A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mt 10,5-6).
 
Son incontables los versículos en la Escritura que prueban que el 12 representa a la nación de Israel, pero en cada caso sólo he enumerado unos pocos para ilustrar la importancia de los números en la Biblia. Antes de continuar permítame hacer un paréntesis para aclarar este dato interesante. De acuerdo con el relato consignado en Hechos 19,1-6, cuando el apóstol Pablo llegó a Éfeso encontró a unos discípulos de Juan el Bautista y les preguntó: "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo". Note luego que sigue diciendo el recuento bíblico que Pablo entonces les explicó la diferencia entre el bautismo de Juan o bautismo de arrepentimiento y el bautismo del Señor Jesucristo, y "... habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban". Notar que Hechos 19,7 enfatiza que: "Eran por todo unos doce hombres". Esto era necesario, porque sabemos por 1 Corintios 1,22, "Que los judíos pedían señales", por lo tanto podemos decir, que conforme a las Escrituras las lenguas fueron una señal específica para el pueblo de Israel.
 
El número trece
Trece es uno de los números más interesantes en la Escritura. Está asociado en forma clara con la rebelión. Dice Génesis 14,4 que el pueblo de Elam, "Doce años había servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron". Esta es la primera referencia al número 13 en la Biblia. El pecado a su vez es rebelión en contra de Dios.
 
Génesis 13,13 dice: "Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Yahvé en gran manera" (en otras palabras se rebelaban contra Dios).
 
Leer también estos versículos que asocian el pecado con la rebelión: "Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Yahvé tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Yahvé hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre" (1 Sam 13,13).
 
"Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Yahvé de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira" (Is 13,13).
 
"Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén" (Jer 13,13).
 
"Que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis" (Dt 13,13).
 
"Por tanto, así ha dicho Yahvé el Señor: Haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir" (Ez 13,13).
 
"También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres" (Ap 13,13).
 
Note que tanto el capítulo 13 de Deuteronomio, como el 13 de Apocalipsis, tienen 18 versículos. Deuteronomio 13 es la clave para interpretar Apocalipsis 13,13, para identificar al mayor REBELDE, a la bestia de Apocalipsis, cuya identidad también está dada en el número de versículos, porque si descomponemos 18, encontramos que es igual a 6 + 6 + 6 = 666.
 
Deuteronomio 13,13 contiene la primera referencia a los "hijos de Belial", a esos hombres impíos que practicaban religiones falsas.
 
El capítulo 13 del libro 1 Reyes, relata la historia del profeta rebelde que habiendo recibido mandato de Dios de regresar sin dilación, sin detenerse siquiera para comer o beber, después de entregar su mensaje a Jeroboam se dejó seducir por un falso profeta de Dios he hizo conforme a su voluntad, por lo tanto, dice 1 Reyes 13,26, que Yahvé lo entregó a las fauces de un león. Note nuevamente el patrón numérico del 13 y 26, éste último, múltiplo de 13: "Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová; por tanto, Yahvé le ha entregado al león, que le ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Yahvé que él le dijo".
 
El capítulo 13 de 2 Samuel relata la historia de Amón, el hijo de David, que se rebelara contra la ley de Dios y violara a su hermana Tamar. El capítulo contiene además 39 versículos, 3 veces 13.
 
Marcos 7,21-22 enumera las 13 cosas que salen del corazón del hombre:

  • "... los malos pensamientos,
  • los adulterios,
  • las fornicaciones,

  • los homicidios,
  • los hurtos,
  • las avaricias,
  • las maldades,
  • el engaño,
  • la lascivia,
  • la envidia,
  • la maledicencia,
  • la soberbia,
  • la insensatez".

El 13 está asociado con el 666 (Ver 2 Cor 9,11; Esd 2,13; Ap 13,18).
 
Nimrod, el primer cazador que se alzó en oposición a Dios, fue el decimotercero desde Adán (Gn 10,6-8).
 
Según Ezequiel 4,4,5 los años de apostasía de Israel serían 390, 30 veces 13. Además, esta es la suma del capítulo con los versículos: 4 + 4 + 5 = 13.
 
Gálatas 3,13 dice: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley; hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)". "Maldición" es la última palabra del Antiguo Testamento, el cual tiene 39 libros, 3 veces 13.
 
A la luz de todo lo expuesto... ¿Comprende ahora porque muchas personas experimentan un temor supersticioso por el número 13? Tanto que en Estados Unidos los edificios no tienen un piso 13. Apolo 13 fue la cápsula espacial en la que murieron 3 astronautas carbonizados. El viernes 13 es un día temido. Pero... ¿Por qué? Sin duda la Biblia tiene la respuesta.
 
El número catorce trae liberación
Catorce significa liberación. En el capítulo 14 de Génesis, Abraham libra a su sobrino Lot de manos de Quedorlaomer rey de Elam, en el año decimocuarto. En el versículo 20, Melquisedec rey y sacerdote de Dios, dijo: "Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano..."
 
En la genealogía del Señor Jesucristo hay 14 generaciones desde Abraham hasta David, 14 desde David hasta el cautiverio en Babilonia y 14 desde el cautiverio en Babilonia hasta el Señor Jesucristo, el gran salvador, quien nos libró de la condenación del pecado. Esta liberación triple representa la liberación divina en la persona de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
 
Si tomamos el último libro de la Biblia y retrocedemos contando 14 libros, arribaremos al libro de Ezequiel, el que en el versículo 14 de su último capítulo menciona a tres grandes hombres que fueron librados por Dios: Noé (del diluvio), Daniel (de la boca del león) y Job (de Satanás).
 
En el capítulo 8 de Hechos, Felipe el evangelista descendió hasta la ciudad de Samaria, en donde le predicó a su pueblo y al etíope eunuco el mensaje de liberación. Su nombre es mencionado en este capítulo 14 veces, en los versículos 5, 6, 12, 13, 26, 29, 30, 31, 34, 35, 37, 38, 39 y 40.
 
En el primer capítulo del evangelio de Juan, la cuarta vez que se menciona al Verbo, al Señor Jesucristo, en el versículo 14, fue cuando "...habitó entre nosotros..." para traernos liberación.
 
El cordero pascual que fuera inmolado el 14 de Nisán, el primer mes del año, representó la liberación para el pueblo de Israel.
 
En Hechos 27 está registrado que cuando Pablo era conducido a Roma sobrevino una tempestad y la embarcación en que viajaba quedó a la deriva, pero el decimocuarto día llegó su liberación y arribó a tierra: "Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también" (Hch 27,33-36).
 
El término "Hijo del Hombre", para referirse al Señor Jesucristo, está mencionado en la Escritura 84 veces, 14 veces 6. Este patrón numérico como todos los que contiene la Biblia es perfecto: la liberación del Señor Jesucristo está representada por el número 14 y el hombre a quien libró de sus pecados por el número 6.
 
El capítulo 14 de Éxodo contiene la liberación del pueblo hebreo de manos del Faraón de Egipto.
 
Cuarenta: Pruebas
Este número ha sido reconocido universalmente como una cifra importante, tanto por la frecuencia con que aparece como por la uniformidad de su asociación con un período de prueba. Es el producto de 5 por 8 y señala a la acción de la gracia representada por el 5, culminando en el reavivamiento el 8. Este es exactamente el caso cuando el 40 se relaciona con un período de prueba evidente. Pero cuando se relaciona con la extensión de dominio o con el gobierno extendido o renovado, entonces lo hace en virtud de sus factores 4 y 10, y en armonía con el significado de estos números.

Este número se halla mencionado 146 veces en la Biblia. Hay 15 de tales períodos de prueba que aparecen en la superficie de la Escritura y los cuales pueden ser clasificados así:

  • Cuarenta años de pruebas: Israel en el desierto: "Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Yahvé tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos" (Dt 8,2).
  • Cuarenta años de prueba por prosperidad en liberación y descanso: Bajo Otoniel: "Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz" (Jue 3,11).
  • Bajo Barac: "Y la tierra reposó cuarenta años" (Jue 5,31).
  • Bajo Gedeón: "Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón" (Jue 8,28).
  • Cuarenta años de prueba por prosperidad en extensión de dominio: Bajo David: "Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años" (2 Sam 5,4).
  • Bajo Salomón: "Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años" (1 Re 11,42).
  • Bajo Jeroboam II: "Y reinó cuarenta... años" (2 Re 14,23).
  • Bajo Joás: "De siete años era Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó en Jerusalén" (2 Cor 24,1).
  • Cuarenta años de prueba en humillación y servidumbre: Israel bajo los filisteos: "Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Yahvé los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años" (Jue 13,1).
  • Israel en el tiempo de Elí: "Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años" (1 Sam 4,18).
  • Israel bajo Saúl: "Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años" (Hch 13,21).
  • Cuarenta años de prueba en espera: Moisés en Egipto: "Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel" (Hch 7,23).
  • Moisés en Madián: "Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza" (Hch 7,30).

Hay ocho grandes períodos de prueba revelados en la Palabra de Dios:

Moisés estuvo en el monte Sinaí 40 días y 40 noches recibiendo la ley: "...y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches" (Ex 24,18). Mientras él se encontraba allí el pueblo se tornó impaciente y le dijo a Aarón: "Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido" (Ex 32,1).
 
Aarón entonces les hizo un becerro de oro y por esta acción el pueblo de Israel estuvo bajo 40 días de prueba, y sobre ese tiempo dice Moisés: "Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Yahvé dijo que os había de destruir" (Dt 9,25).
 
Después de eso fueron probados 40 años en el desierto: "Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo" (Nm. 14,34).
 
Elías pasó 40 días en Horeb después de su experiencia en el monte Carmelo: "Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios" (1 Re 19,8).

Jonás predicó que vendrían 40 días de juicio sobre la ciudad de Nínive: "Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida" (Jon 3,4).

Ezequiel estuvo acostado 40 días sobre su lado derecho para simbolizar los 40 años de la transgresión de Judá: "Cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días; día por año, día por año te lo he dado" (Ez 4,6).

Nuestro Salvador fue tentado durante 40 días en el desierto: "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo..." (Lc 4,1-2a).

Jesús estuvo apareciéndoseles a sus discípulos durante 40 días hablándoles de las cosas pertenecientes al reino: "A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios" (Hch 1,3).
 
Seiscientos sesenta y seis: Apostasía
Sobre el número 666, 3 veces 6, dice la Escritura: "Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis" (Ap 13,18). Este número representa la gran apostasía, al hombre tratando de suplantar la divinidad de Dios (2 Ts. 2). Observamos también que Juan 6,66, dice: "...muchos de sus discípulos (del Señor Jesucristo) volvieron atrás, y ya no andaban con él" porque sabían que era el Mesías y no querían reconocer su divinidad.
 
Las decenas de millares
Las decenas de millares en la Biblia representan cantidades innumerables, están citadas en el libro de Judas y en Hebreos 12,22. En 1 Tesalonicenses 3,13, que habla sobre la venida del Señor con todos sus santos, en el texto original griego quiere decir «decenas de millares».

Finalmente, hay que concluir afirmando que el patrón numérico trazado en las Escrituras prueba sin lugar a dudas su origen divino y proclama la autoridad de su autor: Dios el gran geómetra, el maestro supremo de las matemáticas.